pero carne senil
de muchacha impura,
redimida por los pecados
del pasado,
carne de sueño
de puta complaciente
y sincera,
con síndrome de abstinencia
y abundante corazón,
con la indulgencia roñosa
de los que han vivido
demasiado,
pero con la seguridad resignada
de los que están dispuestos
a cambiar euros por pasión,
y después olvidar,
limpiarse su seso y su sexo
y sentir la satisfacción
del trabajo bien hecho
Joaquín Piqueras
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