me dio por salir.
No iba a hacerlo
pero llevaba horas
solo,
encerrado,
escribiendo,
y creía merecer algún tipo
de recompensa.
Me metí en un garito con buena pinta
y al poco
se me juntaron
3 tipos
borrachísimos
y feos
como el culo de una oruga.
Siempre atraigo
a esta gente.
Uno de ellos era inteligente,
muy inteligente.
Aún con su pedo
podía analizar a la gente
de forma locuaz
y precisa.
El cabrón
podía ver.
Otro,
el más feo de todos
(y ya es decir)
me contó sus penas.
El pobre
solo necesitaba
amor.
El otro
solo bebía
y bebía
y bebía.
Miraban a las chicas
con lujuria
y con tristeza
como a monolitos erigidos
a una supuesta dicha
negada por el destino
de forma cruel
e inmerecida.
Inmerecida
ya que puedo corroborar
que estos 3 borrachos
eran más nobles
humanos
y
a su manera
BELLOS
que la mayoría de personas
a las que la sociedad
enferma
admira.
El caso es que yo no estaba tan pedo
como ellos
ni soy ningún redentor
ni tengo las respuestas
así que dije que iba a fumar
y también
los deje
tirados.
Carlos Salcedo Odklas, de Underground Boys.
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