martes, 12 de febrero de 2013

MANCHADA. Lula Souto Méndez





Podría tomar figura de mar sobre los hombros y morder igual que muerde la 
esperanza, ese espejismo que resta altura.

Sabía que iba a ser duro todo menos el corazón.

Soy menos que un sueño cansado, sin fronteras que me hagan distinta, anidando en 
mi nombre desposeído, saboreando torpemente la profundidad abominable, contando 
los pasos hacia atrás.

Me abrigué de las promesas de la noche pero se arrojan a mi cuerpo los ángeles 
desnudos y me manchan de luz y accidentes, me manchan hasta lo hondo y gimo 
como viento cuajado de hélices.


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