sábado, 15 de septiembre de 2012

PILLANDO DIEZ PAVOS por Carlos Salcedo Odklas.



-¿Sí?
-¡Capullo! Abre, soy Carlos.
-Hey, ¿qué pasa tío? Entra, ¿qué tal tronco?
-Bueno, hasta la polla.
-Entonces como siempre.
-Básicamente, ¿qué tal tu?
-Pues nada tío, aquí estaba tirao.
-Ya veo ya.
-Nada, estaba aquí viendo unos documentales y fumándome un porrín.
-Sí, huele a diversión por aquí.
-Toma, prueba esto.
-¿De dónde la has sacado?
-Nada, me la trajo un colega del pueblo.
-Huele de puta madre.
-Sí, no está mal, además viene bien después de todo el día fumando hash, le sacas más sabor, también me ha traído galletas de maría, hechas por él.
-¿Galletas? Joder.
-Sí, acaba de cosechar, tiene maría para aburrir el cabrón, pero no pasa, es solo para él y los colegas.
-Mmmm... Joder, está buena.
-Sí, la verdad es que está de puta madre, y te pega un zumbido que no veas. ¿Has cenado?
-No.
-Hay pastel de carne en la cocina si quieres, yo me he pegado una panzada que no veas hace un rato, me he quedado que no me puedo ni mover, además entre la fumada y los documentales me estaba quedando abducido en el sofá.
-Nah, yo ahora mismo paso de comer nada.
-Pues me ha quedado el pastel de puta madre.
-¿Sí que le has cogido gusto al puto pastel de carne no? Qué pasa, ¿es de lo único que te alimentas ahora?
-Jajaja, la verdad es que sí, es barato, fácil de hacer y llena un montón. Bua, no veas el otro día.
-¿Qué pasó?
-Estuvo aquí el Nikolai, hicimos un pastel cojonudo, le eché casi un kilo de carne picada, y no veas, al cabrón este le encantó. ¡Cómo come el hijo puta! Se zampó media bandeja el solo, luego estaba con unos calores que te cagas, sudando como un cerdo, a punto de vomitar, jajaja, le sentó como el culo, y encima no lo quería reconocer, decía que era por los porros.
-Así está el cabrón que parece un tonel. Oye, ¿tienes para pasar no?
-Sí, ¿cuanto vas a querer?
-No sé, diez supongo.
-Vale, ahora te lo hago, he pillado el otro día una placa nueva que están debuti, mira, son estos.
-Tienen buena pinta.
-Me ha costado un pelín más cara, pero creo que vale la pena. Toma, hazte uno.
-¿Le echo todo esto?
-Sí, que sepa.
-Joder, no me extraña que estés todo el día tirado fumándote estos porrazos.
-Ya, es que tengo mucha tolerancia, si no no me saben a nada.
-Bueno, ahora me lo lío, cuando me acabe el de hierba.
-Vale.
-Bueno, y ¿qué tal con la piva esa?
-Bien bien, estuvo aquí, se tiró un par de días.
-Esa tía te va a dar problemas.
-Ya, pero supongo que me da un poco de pena.
-No sé, piensa en ti tronco.
-Ya, pero bueno, ya te digo que estuvo aquí un par de días y estuvimos de puta madre, aquí tiraos, fumando, viendo pelis, follando... Joder, es que es muy buena en la cama, además ya estaba mejor de lo suyo, ya sabes, la movida esa, esta vez casi no le dolía, el último día un poco las piernas, pero ya te digo, lo va llevando mejor, ya casi no se mete nada, la pobre lo ha pasado muy mal en la vida, la verdad es que me cuenta cada historia que es para flipar.
-No sé, tu sabrás, pero creo que te va a traer problemas. ¿Chusta?
-No disgusta.
-¿Te pillo un cigarro para liar el de hachís o me lo hago con tabaco de liar?
-No, toma, te doy un cigarro.
-Vale.
-¿Y tu qué tal con la tuya?
-Bueno, ahí andamos, la quiero mucho, pero soy un capullo, sobretodo cuando me mamo, el otro día se la volví a liar.
-Joder, ya te vale.
-Ya te digo, soy un capullo, no sé, a veces me sienta mal el pedo, me vuelvo cruel.
-Si es que se nos va de las manos.
-Ya te digo, ¿por qué no podemos pillarnos el puntillo y parar? Siempre tenemos que acabar medio en coma y liándola en todas partes.
-No sé tío, supongo que estamos perdidos ya, yo cada vez que me despierto un domingo me acojono pensando en las que habré liado, luego, a medida que avanza la semana me voy enterando y digo “ya no más” pero claro, cualquiera aguanta, llega el jueves y ya estoy con los temblores.
-Joder, pero podríamos tener un poco más de control, el otro día me lo pasé genial, no bebí tanto, estaba pedete pero controlaba, me enteraba de lo que estaba pasando, podía reaccionar, sin paranoias, no hace falta que siempre que salimos a beber tengamos que acabar en coma, al final ya no es divertido, encima ya ves lo que pasa, movidas, problemas, diciendo tonterías y tratando mal a la gente.
-Ya, pero ¿qué quieres? Es todo una mierda.
-Joder, qué triste.
-Así es tronco, pero es lo que hay. ¿Te han pagado lo del curro?
-Qué va, está el tío dándome largas.
-¿Te pagará?
-Yo qué sé, puede hacer lo que le salga de los cojones, yo no firmé nada, pero espero que me pague, solo fueron cuatro días de mierda joder pero me lleva dando largas tres semanas y de momento ni un puto duro, y lo necesito para pagar el gasoil. ¡Estoy hasta la polla! Todo el día penando, contando céntimos...
-Qué cabrón, si no te paga vamos a por él. No, mejor a por su familia, entonces ya verás como suelta la guita.
-Ya, pero ya es meterse en telares, joder, yo solo quiero que me paguen mi trabajo, tampoco pretendo que me regalen nada.
-Ya te digo, todo una mierda.
-Así cómo no voy a acabar borracho perdido y metiéndome en líos, es toda esta situación, este estado de tensión constante, el vacío absoluto, la puta desesperación, y cada día va a peor y peor y peor.
-Qué, ¿qué tal está el hash?
-Está de puta madre.
-¿Mejor que el otro verdad?
-Sí, de momento sabe mejor, ya veremos el pedo.
-¿Y ese libro que traes ahí?
-Nada, me lo estaba leyendo en el río antes de venir para aquí, estaba tirado ahí, a gusto, fumándome uno tranquilamente. El libro se lee solo, me lo he acabado ya, me ha durado dos días, si quieres te lo paso.
-Ya sabes que yo para leer... ¿Está bien?
-Está de puta madre tronco.
-¿Pero de qué es? ¿Relatos sobre porros?
-No, no, son relatos simplemente.
-Pero pone relatos del humo y hachís.
-Ya, no sé, supongo que el tío es un fumeta y le salió ese título, los porros aparecen en los relatos, pero son como un cameo aquí y allá, ya sabes, no significa que los relatos traten de porros o de fumadas.
-¿Y de qué tratan?
-Bueno, de varias cosas, no sé, trae. Mira, ¿ves? El libro está dividido en tres partes, relatos de no-ficción, híbridos y de ficción.
-¿No-ficción?
-Sí, autobiográficos vamos.
-Ah.
-A mí esa es la parte que más me mola, tengo predilección por las cosas reales, por lo que le pasa a la gente y cómo se siente al respecto, hay uno de la infancia, de una vez que va a robar un libro y le pillan, otro de un viaje con un colega, y este, este es la polla, el de LSD, este relato es cojonudo, está el tío con los colegas y se comen un ajo y les entra toda la paranoia, es bastante violento, está escrito de puta madre, sin concesiones, directo y brutal, es uno de los que más me gustan. Luego resulta que el tío este es actor y tiene un par de relatos de cuando estaba actuando, uno en el que hace de payaso todo puesto, otro de un viaje a Barcelona, todo muy sórdido, muy triste, no sé, supongo que si hubiese que trazar una idea fundamental del libro sería el hastío.
-¿El hastío?
-Sí, el estar hasta la polla de todo, la amargura, el reverso oscuro de las cosas, la falta de expectativas, la derrota, el estar perdido... Por ejemplo en el de los payasos, está ahí el tío y tiene que actuar de payaso para unos niños, pero el jefe les cambia la hora de actuación y el tío está ahí jodido, está de empalmada, con un zumbido que te cagas, en una fábrica de mierda que hace un calor del copón y le están dando largas, en fin, hasta la polla de todo, y encima se tiene que maquillar de payaso para entretener a unos críos.
-Qué jodido.
-Ya te digo. Muy sórdido, desesperante, en otro está de rodaje en Barcelona y solo quiere pasear un rato y ver la ciudad porque tiene la tarde libre, pero no se encuentra más que con locos y gente perdida por las calles que no lo dejan en paz y lo que iba a ser un agradable paseo se transforma en una pesadilla. Ya te digo, los autobiográficos están muy bien, cojonudos todos, los híbridos y los de ficción también están que te cagas, aunque hay alguno que no me gusta tanto, en los de ficción hay alguno con un toque un poco efectista, exagerado, pero todos son entretenidos y están cojonudamente escritos, la verdad es que este cabrón escribe que te cagas.
-Pepe Pereza. No sé, no me suena de nada.
-Ya, me lo imagino.
-¿Es uno del grupo ese?
-¿Qué grupo?
-Si hombre, el grupo ese de mojabragas.
-¿De qué coño hablas?
-El grupo de música, pereza.
-¡No, no jodas, no tiene nada que ver coño!
-Yo que sé, lo mismo era uno de ellos, no es un apellido muy normal.
-No tío, estás fumao joder.
-Bueno y qué, ¿hay sexo?
-Pues la verdad es que no, el tío no suele escribir cosas porno, ya te digo, todo gira en torno a la soledad, un poco rollo existencialista, a cuando te das cuenta de cómo funciona todo y ves las orejas al lobo y te das cuenta de que todo es una mierda, que la sociedad es una mierda y que a nadie le importa nada y estás constantemente vagando sin rumbo, solo y perdido, esperando cosas que nunca llegan, dándote una hostia tras otra, la decepción, el inconformismo, la pérdida de las ilusiones...
-Sí vamos, suena divertidísimo.
-No tiene por qué ser divertido, pero vamos, es que así es la vida, ¿o no? Hace poco lo estábamos comentando, lo mierda que resulta todo. Es lo que hemos cosechado con toda esta mierda de sociedad falsa que nos hace querer sombras y poner esperanzas en quimeras que no van a ninguna parte, y el puto juego de las apariencias que no hace más que alejarnos a unos de otros. Es curioso cómo se ha autoengañado el ser humano respecto a tantas cosas cuando la sinceridad habría sido el camino más sencillo y noble, y no tiene por qué ser doloroso joder, es ver que vives en una mentira lo que lo hace doloroso, afrontándolo seríamos todos más felices, estaríamos hermanados en la mierda, pero la gente prefiere tener el velo puesto. Este libro pone el dedo en la llaga, pero te lo pasas bien leyéndolo, no se hace pesado ni de coña, incluso te ríes en algunas partes, puede resultar triste y pesimista, pero también resulta entrañable a veces, hay un relato por aquí... Este, la llamada, es uno de los pocos que tratan sobre tías, y la verdad es que es la hostia, te lo tienes que leer, está cojonudo, y ya ves, son seis páginas de mierda, lo puedes leer mientras estás en el baño cagando.
-Bueno, eso está bien, porque ya sabes que yo para leer... No me he leído nada en la vida, no me mola leer, creo que lo único que me he leído son unos cuantos relatos tuyos y poco más.
-Pues hay que leer tronco.
-Bah, no sé, me aburre.
-¿Cómo sabes que te aburre si no lees? Mira, este libro por ejemplo está genial para eso, son todo relatos bastante cortos, excepto un par ninguno pasa de cuatro o cinco páginas, puedes leerlo en los ratos libres, en el retrete, en el bus, encima habla de cosas que entiendes y con las que te puedes identificar, y todo muy directo, sin florituras innecesarias, es una de las cosas que me ponen de este tío, es preciso como un cirujano, no se anda por las ramas ni se tira cinco hojas divagando como yo, te suelta su historia como si fuese un puñetazo, sin avisar, sin dejarte tiempo a reaccionar, te pega la hostia y luego te deja el dolor ahí. Un poco como Carver, un tío que también escribe relatos cojonudos, que no tienen por qué ser una montaña rusa con sorpresas y desenlaces inesperados, son cuadros, situaciones cotidianas, pero de repente aparece una frase, una palabra, que hace que te rayes, que le da todo el trasfondo y lo reviste de algo que va más allá de la mera descripción, eso es muy valioso tío, saber encontrar ese punto que hace que sobre cualquier explicación, simplemente te crea ese sentimiento respecto a lo que te estás leyendo, una especie de conexión más allá de las palabras, el relato se transforma en algo vivo... ¡Cabrón! ¿me estás escuchando? Esto es importante.
-Que sí, que sí pesao, vamos que el tío este es la polla escribiendo ¿no?
-Sí joder, este tipo de libros son la mierda que deberían habernos mandado en el puto cole, ¿cómo quieren que la gente le coja gusto a la lectura con los tostones que les mandan? Este tipo de lecturas sinceras, sin artificio, directas, que te enseñan cómo son las cosas, son las que deberían estar ahí y no toda la mierda que nos meten, aunque bueno, supongo que a la gente les gusta más soñar con chorradas o no pensar en que todo es una mierda, lo que te decía, el afán masoquista de revolcarse en la mentira, bendito ser humano...
-Sí, la verdad es que me lo estás vendiendo bien, pero parece como muy desesperante todo ¿no? ¿No hay salida entonces? ¿Alguna redención?
-Bueno, supongo que para Pepe escribir, menciona aquí y allá el rollo de la angustia de la página en blanco, la necesidad de expresar tu visión, de plasmarla en un papel, no para llegar a nada, sino como una inevitabilidad, como una confesión, una necesidad imperiosa de hacer algo en medio de tanta desesperación supongo, aunque solo sea escribirlo, ese sentimiento es algo común entre los buenos escritores, por eso se sabe que lo que dicen es sincero, porque es su única tabla de salvación ¿Redención para tipejos como nosotros? Yo qué sé, fumar supongo.
-Por cierto, te lo estás hincando.
-¡Hostia! Toma tío, lo siento, no me he dado cuenta.
-Ya, aquí soltándome tu mierda literaria y fumándote mi porro como quien no quiere la cosa ¿eh? Mira qué vergüenza de chusta me has pasado. ¡Qué cabrón!
-Joder, te digo que no me he dado cuenta, si será por porros, hazme los 10 y me hago uno.
-Bah, da igual ¿te vas a quedar un rato no? Háztelo de aquí que ahora no me apetece levantarme a por la tanita.
-Puto tirao.

Carlos Salcedo Odklas, del blog La venganza de los maditos.

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