qué lugar tenía la locura)
Ya no ves tu espalda desde fuera
como era tu costumbre:
enviar la sombra por delante
a que sufra y te libere
de los pasos mal dados.
De pronto eres tú
quien despierta desde dentro
con todo el sol en la cara, sin ventanas
y la sorpresa congelada
del que no ha podido escapar.
Buscas la salida, sin partituras,
de un laberinto de silencios
que han tejido a tu alrededor,
con cuerdas de piano,
y las mejores intenciones.
Por el calor “del bosque ardiendo
y todas las llamas vivas”
niegas la luz de lo evidente,
aceptas el error de la distancia,
callas… y aún así
te culpan de tus pasos
en la única dirección posible.
Ilustración & poema by Toño Benavides.
No hay comentarios:
Publicar un comentario