Lo que queda es el camino, el espectáculo
de las pisadas,
y la victoria es empezar, asumiendo
la pérdidas el cuerpo desnudo y rezagado
que se incorpora por las mañanas.
Al espejo
le ofrezco un semblante escueto,
le ofrezco un semblante escueto,
con ojos sin ánimo de rasgar bocas, desasistidos.
Al espejo
le ofrezco el pelo estremecido,
tiroteado por la luz inevitable
del nuevo día.
Al espejo
le ofrezco el pelo estremecido,
tiroteado por la luz inevitable
del nuevo día.
Me acostumbro al ahora sin querer
darme cuenta.
darme cuenta.
Por las mañanas soy torpe,
imprecisa como los comienzos
y es imposible saber
cuál es mi forma de querer,
si tengo sombra que cierre los días.
imprecisa como los comienzos
y es imposible saber
cuál es mi forma de querer,
si tengo sombra que cierre los días.
Voy con el rumbo cambiado,
sin desear esperas.
No sé lo que me separó
de lo que me falta, los años,
la siega, los hechos.
sin desear esperas.
No sé lo que me separó
de lo que me falta, los años,
la siega, los hechos.
Sí, los años, su estruendo.
Si he llegado a este camino,
ha sido por el dolor y la pérdida.
Ha sido por un nombre o un recuerdo,
mi reino.
Todo lo que, antes, tenía por delante
sin estar apurada, dando escándalo
a mis ademanes
con risa de cuchillo descalzo.
Si he llegado a este camino,
ha sido por el dolor y la pérdida.
Ha sido por un nombre o un recuerdo,
mi reino.
Todo lo que, antes, tenía por delante
sin estar apurada, dando escándalo
a mis ademanes
con risa de cuchillo descalzo.
Cuando ocupe mi lugar y no sienta
arreciar la profundidad, entonces,
esta vida habrá cicatrizado.
Si miro atrás,
no me sorprende nada, nada
resplandece entre los restos rendidos
de la última batalla,
ningún temblor en la piel perezosa
de las fotografías.
arreciar la profundidad, entonces,
esta vida habrá cicatrizado.
Si miro atrás,
no me sorprende nada, nada
resplandece entre los restos rendidos
de la última batalla,
ningún temblor en la piel perezosa
de las fotografías.
Desconozco
la travesía que me aguarda,
aún soy joven para conocer el peligro
de la persistencia, ¿aún?,
aún no ha cambiado el tacto
de mis manos, hartas de esperar
lo urgente.
la travesía que me aguarda,
aún soy joven para conocer el peligro
de la persistencia, ¿aún?,
aún no ha cambiado el tacto
de mis manos, hartas de esperar
lo urgente.
Olvidaré la esperanza en el umbral
de mi cuerpo, como ángel que no
me habita.
de mi cuerpo, como ángel que no
me habita.
Con filosofía de rumbo desconocido
piso firme,
rompiendo la lluvia del invierno,
haciéndome dueña de mi nombre.
rompiendo la lluvia del invierno,
haciéndome dueña de mi nombre.
Alrededor,
casi todo ocurre sin que se quiera.
Al espejo
le ofrezco un rostro seco
no desvaído, sin embargo, de lo intrínseco,
lo que he amado y padecido,
lo que me ha parido.
casi todo ocurre sin que se quiera.
Al espejo
le ofrezco un rostro seco
no desvaído, sin embargo, de lo intrínseco,
lo que he amado y padecido,
lo que me ha parido.
Llegaré a encrucijadas donde pararme
a dudar. Y eso será vivir.
Vivir
con la misma manera desmesurada
de desnudar almas con besos.
Vivir
con la misma manera desmesurada
de desnudar almas con besos.
Sin querer darme cuenta me acostumbro
al ahora.
LULA SOUTO MÉNDEZ
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs muy bello, Lula. Yo tampoco sé lo que me separó de lo que me falta. y me falta demasiado, también. Y ni queriendo, ni sin querer me acostumbro al ahora, porque resulta demasiado sórdido y hostil.
ResponderEliminarTienes un mérito asegurado con tu manera de expresión. He estado leyendo Liquidación por Cierre hoy. espero que nos siga s dejando las huellas de tus palabras
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