La chica delante de mí
con jersey verde labios
rojos tirándose con delicados dedos
finos & fríos del cabello & está
explicando (del cabello rígido &
hueco como los peinados
de África) explicándole a
una amiga cuya sonrisa
veo reflejada en el lustroso
espejo detrás de la Caja Registradora
del Restaurante en Jamaica
Ave. 5 de la tarde de
una tarde de octubre, el
joven mostrador, atractivo &
sin afeitar gandulea
luciendo palmito & medio sonriendo
mientras finge estar ocupado con
cuentas en la ventanilla.
Un viejo trabajador griego cansado
con ojos hinchados que pasa
las noches de sábado en baños
turcos de NY
mirando americanos &
maricas en plan de héroe juvenil de
la parte sur de la Segunda Avenida entra
tras el final de la jornada para meterse
una emocionante comilona de Croquetas de Pollo
con Salsa & llehará el
Día de Acc. de Gracias para el enorme
Pavo con guarnición:
triste a vivir, rápido a
comer, temprano a trabajar,
lento a dormir, largo a
morir. Así que ahora la
chica ajena a los viejos
& el dolor tiene el índice
contra la sien
mientras escucha a la otra chica
hablar & por tanto al ir
asintiendo con seriedad se ha
enmarañado toda la piel de la
cuenca del ojo en una máscara
de fea arruga arqueada,
el destino no guarda relación
con el brillo color avellana,
el misterio almendrado de
sus dulces ojos & labios
lamebeso & larga cara
echada de tontería fracaso distorsionada
por posteriores arreglos
de caraenjuta sobre la palma;
en su delicada oreja
comestible una cosilla mate de metal;
sus labios carnosament pintados
& curvados como Cupido &
manchan la taza de café;
la mirada fija en su amiga
fría, atenta, reservada,
fingiendo curiosidad,
¡como que hará la
historia-parodia de este
chismorreo esta noche en
sueños tijereteadores en
sus fragantes sábanas de
muslos! fiuu…
Extraído de http://buenosairespoetry.com
Sí, los animales siempre nos están arruinando, y eso es bueno.
ResponderEliminarColombo