me miré al espejo
y lo ví,
no podía creerlo,
el reflejo,
era él,
era el mismo monstruo
que de pequeño
me castigaba en el recreo,
era el monstruo
que me violaba
sistemáticamente
todos los jueves,
era el monstruo
al que mi padre
apuñaló en el costado,
como a su jefe,
al que le comieron los ojos
los buitres de la prensa,
los monstruos como ellos,
los monstruos
de vestimenta negra
y lo ví,
no podía creerlo,
el reflejo,
era él,
era el mismo monstruo
que de pequeño
me castigaba en el recreo,
era el monstruo
que me violaba
sistemáticamente
todos los jueves,
era el monstruo
al que mi padre
apuñaló en el costado,
como a su jefe,
al que le comieron los ojos
los buitres de la prensa,
los monstruos como ellos,
los monstruos
de vestimenta negra
y cuello blanco.
Choche, del blog La inexistencia estomacal.
Gracias por seguir poniendo mis poemas por este espacio de culto, entre resacas y vomitonas, entre sueños y derrotas, entre la vida y la victoria.
ResponderEliminarFuerte abrazo