Siempre hiciste lo contrario a lo que pensabas.
Siempre pospusiste la rebeldía y ese día tan soñado
en el que pondrías punto y final a tanta mierda.
Pero ya lo ves: ese día no llegó y el tiempo
no tuvo reparos en pasarte por encima.
Como mucho
te dio tiempo a constatar lo marcadas que estaban
las cartas en este juego y a confirmar que
la cobardía
no era un defecto más, sino
tu razón de ser.
Pensabas
que no importaba seguir adelante, que daba igual
dar un paso y otro y otro más hacia ese destino
que pretendías rechazar.
Y ahora mírate, mírate a los ojos
si puedes, y mírame a mí,
y a tantos otros,
en la misma situación que tú y haciendo
exactamente lo mismo que tú hiciste:
nada.
Javier Belinchón, del blog Tinta en las manos.
Muchas gracias, Vic. De corazón.
ResponderEliminarFuerte abrazo.