La nada
que recorre
entre alambradas
este negociado
como una
c
o
l
u
m
n
a
v
e
r
t
e
b
r
a
l
me intranquiliza
Las cosas van
con calma
hasta que llaman
insistentemente
al timbre.
¿Por qué vine
a trabajar
a este lugar?
¿No pude
encontrar
nada mejor?
nada mejor?
Abro la puerta
y un enorme
saltamontes
brinca dentro
reclamando mi atención.
Un pájaro
de mal agüero
se cuela
por la ventana
y me examina
atentamente
desde un archivador.
Se respira
una paz
dulce y tranquila.
Ningún
jefe
a
la
vista.
De modo que
enciendo
la radio
y suena
la primera
trompeta
de mi particular
Apocalipsis.
Miles Davis
Kind of Blue
o sea, Una especie de tristeza.
Me
lo temía.
El ángel
caído
era negro
tanto como el carbón
y ya estuvo aquí antes
entre los oficinistas
leyéndonos
la mano
con el estrepitoso
runrún
de su trompeta.
Del poemario Biblia ilustrada para becarios.
¿Y si convirtieras en real algo increíble?
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=mWNukcSK060
Su reto:
http://www.youtube.com/watch?v=Tpk7BUqas-k&feature=related
¡Necesita tu ayuda! ¿Vas a dejar es capar ese concierto?
www.zarzuelapunk.es
Echo de menos más oficinas en la poesía, porque yo padezco, vivo, me aburro, deliro y hasta río en una oficina desde hace veinte años.
ResponderEliminarPara oficinistas interesados en sentirse menos solos, recomiendo la serie The Office. Yo soy adicta.
Gracias por el poema.