Oye Charly, estoy embarazada vivo en la calle nueve
justo sobre una sucia librería que da a la avenida Euclides.
Ya no me drogo y he dejado el whisky.
y mi gordo toca el trombón y labura de camionero.
Dice que me quiere aunque el niño no sea suyo,
y dice que le ayudará a crecer como si fuera su propio hijo
y me regaló un anillo que lucía su madre
y me lleva a bailar todos los sábados, por la noche.
Oye Charly, pienso en ti
cada vez que paso por una gasolinera,
debe ser por toda esa grasa que te ponías en el pelo.
y todavía tengo aquel disco
de Little Charlie & The Imperials
pero alguien me robó el tocadiscos
¿Qué te parece?
Charly, casi me vuelvo loca cuando trincaron a Mario,
así que volví a Omaha, a casa de mis viejos,
pero todos mis conocidos estaban muertos o en prisión
así que volví a Minneapolis
y esta vez creo que para quedarme.
Me parece que,
por primera vez desde el accidente, soy feliz.
Ojalá tuviera todo ese dinero que nos gastamos en drogas:
me compraría un parque de coches usados
y no vendería ni uno de ellos:
conduciría uno distinto, cada día,
según cual fuera mi estado de ánimo.
Oye Charly, por el amor de Dios,
¿quieres saber la verdad?
No tengo marido, no toca el trombón
y necesito un préstamo para pagar al abogado.
Y oye, Charly, pronto me concederán la condicional
allá para San Valentín.
Me rasca las tripas.
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