Existen días en los que nada sale bien*, temporadas en las que te escurres por los márgenes agrietados del espejo, y el silencio te acorrala, la palabra no llega, sólo los gritos del asfalto... ecos de tu sombra que te cubre...
Existen días en los que caes sin abrazo en el frío... y algo te escanea buscando el interruptor que apague la luz que quede en ti... ese rescoldo que es contraste necesario para poder, al menos, soñar...
Existen días en los que destapas las alcantarillas de tu alma, y bebes en silencio las muestras que recoges del pozo negro de tus miedos...
Son los días en los que eres restos de uva pisada, sin la luz del mosto, hollejo que busca en tu interior alambicado la alquimia del fuego... para extraer de la sombra de la rosa la esencia de sus espinas...
Camino perdido entre calles oscuras, sintiendo el acecho del vampiro, esquivando el alcohol que corre hacia otras alcantarillas... El látigo subasta mi espalda... Huelo la pólvora mojada de mi aliento... Y callo la melodía del huracán en mi cabeza...
Existen días en los que el Blues es la silueta de un fiambre sobre el asfalto, y las miradas son cerrojos oxidados, hasta que un niño da una patada a una lata de cerveza y surge de nuevo el ritmo... el Jazz redescubre a la luz del día las infinitas variaciones de una nota extirpada de la garganta que es su casa, vapuleada por los vientos, que se desgarra entre las cuerdas del contrabajo, sosteniéndose hasta que cae... Y con la luz nace el silencio de quien busca el regreso a un hogar que ya no existe, y los pentagramas de la calle le condenan a morir... a un metro de la última lata a medio apurar que, ahora, un niño recicla rapeando con el ritmo de sus patadas...
Nota negra caída sobre el asfalto... Los viandantes la esquivan... El barrendero la perfila con la escoba... Y la vuelvo a ver en la noche, y siento su mano en mi espalda, sus pies que piden more jazz, sus manos un cigarro... y en sus ojos, detrás del incendio... el abismo...
New Orleans...
la sombra
de los grilletes
en el cuello
collares
que tatúan
espinas...
*Loquillo said
Alfonso Xen Rabanal, del blog Crónicas para decorar un vacío.
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