Entré en el viejo teatro por la parte reconvertida en all-nighter, en homenaje a Los Flechazos y al Festival Mod. Atravesé el pasillo que daba al patio de butacas, envuelto de música chill-out. Subí por la escalinata imperial hasta la plataforma donde se iba a escenificar la antología de poesía alternativa española ’23 Pandoras’ (23 jóvenes poetas seleccionadas por Vicente Muñoz, y ojo que éste y otros libros se presentan mañana viernes en la buhardilla real del CCAN). Sobre la tarima fluía en holograma Inma Luna, leyendo su poema ‘Virtual Sex’: “Solicitas que juguemos al borde,/ lo dices con tu voz de teclas alejadas./ Me pides sexo limpio/ detrás de la pantalla/ sin nada que sabernos,/ blancos y negros como piezas.// Me dices que me siente en tus rodillas/ y yo doy un respingo en mi lado del mundo,/ no me pienso tocar ninguna grieta con tus manos cuadradas/ llenas de flechas, puntos y acentos circunflejos,/ sin una sola eÑe que puedas enseÑarme”. En la plataforma inferior, por la cristalera, divisé a los Deicidas ensayando, y recordé que algo había dicho Zapi sobre un concierto antológico, para celebrar sus lustros de historia. Al bajar me topé con Gamoneda, Héctor Escobar, Amancio y unos hispanistas que se dirigían rapeando al ambigú, a tomar una copa después de cenar tras un congreso dedicado a poetas leoneses transterrados. El Emperador bullía a tope esa noche, y la pantalla anunciaba que en media hora comenzaría el concierto-performance de Javier Iriso y Víctor M. Díez, acompañados por Cova Villegas.
No encontraba lo que buscaba. Así que descendí hasta a los locales donde tocan los grupos locales, pero tampoco dí con ello. Al subir casi me choco con Kike Cardiaco, que se despedía de Javier sin mirar por dónde iba… Una banda de heavys esperaba a que unos rastas les dejaran el local libre, para marcarse unas guitarras… Olía un poco a marihuana, y a lo lejos vi a Alex con Chus y Varis, junto a la sala de vídeo. De pronto apareció Alaska del brazo de Rafael Doctor, rumbo a la exposición de Pablo GaGa. Fue entonces cuando me desperté, sobresaltada.
No encontraba lo que buscaba. Así que descendí hasta a los locales donde tocan los grupos locales, pero tampoco dí con ello. Al subir casi me choco con Kike Cardiaco, que se despedía de Javier sin mirar por dónde iba… Una banda de heavys esperaba a que unos rastas les dejaran el local libre, para marcarse unas guitarras… Olía un poco a marihuana, y a lo lejos vi a Alex con Chus y Varis, junto a la sala de vídeo. De pronto apareció Alaska del brazo de Rafael Doctor, rumbo a la exposición de Pablo GaGa. Fue entonces cuando me desperté, sobresaltada.
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Eloísa Otero. Publicado el 26 de marzo de 2009 en EL MUNDO DE LEÓN.
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