viernes, 16 de enero de 2009

LA CÁMARA DE LA NIEBLA


Pues ya está circulando mi primera novela: La cámara de Niebla, en una edición de Eclipsados, con una portada de esas de bandera, pues siempre se identificará con mi escrito, y que es obra de Germán Úcar, tomando como base una fotografía de Iñaki Lizarraga...

Estoy orgulloso de esta novela... Y estoy orgulloso de su proceso, el cual se ha podido seguir en directo en este espacio virtual en su mayor parte...La novela tiene muchas bases internas que sustentan su aparente caos... y las tiene porque en sí trata de eso: de la búsqueda interior de su protagonista...Sinceramente pienso que la novela se defiende por sí misma... en ella están todas las respuestas a las dudas que surgan, pero, aún así, poco a poco, cuando relaje un poco mi cabeza, iré desentrañando someramente sus caminos internos...

He de decir que se puede leer de muchas formas, pero que recomiendo que se lea tal y como está... el Blues no tiene una ilación lógica, cosa que no quiere decir que no tenga una ilación... Sí, en este mundo se habla mucho de estructuras y esa palabra, como casi todas, ha perdido su significado interno al que se refiere y se queda sólo en lo externo: la apariencia...Bien, mi propósito fue desde un principio construir algo desde dentro y mostrar el proceso de construcción interna aquí, en esta Niebla que, recuerdo, tiene como encabezamiento un lema: Crónicas para decorar un vacío entre la niebla... Decorar es dar un aditamento a algo, aditamento, en principio, externo... ¿Cómo se come esto? Para decorar un vacío el vacío tiene que tener una estructura... Y ésta es la estructura del vacío: un territorio donde confluyen las luces de la Razón y las Sombras del Instinto: la Niebla... en donde no existen leyes aparentes o racionales, pero sí existen fuerzas y energía que fluye de los sistemas caóticos, complejos, donde el Azar es la ley sin serlo y todo se interrelaciona con todo...Por ello tenía que fluir, no podía hacer un acto racional y programado... tenía que salir de las tripas me daba igual por qué meato... Por ello aquí se entremezcla la mierda con lo que no es mierda, el personaje enseña sus vísceras y sus excrementos, sus ideas y sus miedos... como en un gran hermano perfecto para el ojo del que lo lea... pero lo que enseña ya no es, ya no existe, pues el personaje , roto un cruce de caminos, avanza y aprende de sus tropiezos...Hablaba, creo, de estructura... de la estructura del Blues cuya ilación son los estados de ánimo del que lo canta, en sus orígenes improvisando, como buena derivación de los cantos de llamada-respuesta de sus ancestros africanos... Ese algo que genera un gemido y comprime las tripas y encuentra un sendero en la garganta para fluir... Eso es lo que quise escribir... Si lo dejo pasar por el orden de mi parte racional... Si lo corrijo, perdería toda la inmediatez... Sería otra cosa, quizá más perfecta para los oídos pentagramáticos de Occidente (esta frase está escrita con toda intención), con una sensación visual más acorde a los tiempos en los que vivimos que todo nos tiene que entrar por la imagen, lo externo, los aditamentos... pero sin nada dentro... Y aquí se busca algo dentro, no la forma...La escritura hecha en directo, desde mis resacas, aquí, en el blog, me fue muy provechosa... Y, aunque en la novela hago muchas referencias a esto: al blog, no es una novela-blog... subgénero que parece que se abre camino a la vez que se denosta, o un vertido en papel de este espacio virtual, no... Son vomitonas que antes se perdían por la espiral de retrete y ahora se deslizan en espiral por estas páginas...Estoy en contra de los géneros pues cierran, acotan... Y yo no tengo límites más allá de los que mis miedos y sombras me pongan... Y, precisamente, esta novela rompe con las sombras, los miedos y los muros internos de uno que se videó la película del Muro de Pink Floyd más de cien veces...

Todo esto viene a cuento de lo siguiente: Le envié a mi editor, Nacho Escuín, el original de la copia el último día en el último momento... Tenía que ser así... no podía ser de otra manera, era la conclusión adecuada a esta aventura... Pero yo no lo quise, es decir: no lo hice a propósito... Salió de mí el final en ese último momento... fluyó... Para quien me conoce, desastre que soy, sabe que es mi manera de ser... y que no podía hacerlo de otra manera... A lo que voy y me reitero:

La edición es cojonuda... todo lo que aparece en ella está buscado conscientemente por mí... hasta ciertas cosas que irán saliendo, pues todo es un ajuste de cuentas (parafraseando a un colega al que admiro) conmigo mismo y soy consecuente... es decir, dejo en vuestras manos la historia de un tipo que busca y se busca tropezando por el camino... dejando sus huevos revueltos con la gravilla y así mostrándolos y emplatándolos sin decoración alguna...

Conozco muchos cocineros que no saben cocinar pero que presentan los platos de una manera que atonta la vista y pagan por ver una obra de supuesto arte clonado...Aquí no vais a encontrar eso...Estos son los restos de los menudillos que alguien se dejó al escribir lo que, si os peta, podéis leer en la edición que os presento...

La Cámara de Niebla, Eclipsados...

Si la queréis pillar:


Desde aquí, agradezco de todo corazón la crónica que David Mardaras ha hecho de este escrito en su espacio: David Murders... agujerito en esta Niebla, y que titula:

un abrazo

Alfonso Xen Rabanal, de Crónicas para decorar un vacío.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Pues, casualidades, yo, como David, también empecé ayer a leer el libro, va ser verdad eso de que los libros tienen vida propia, nos llaman, nos llevan, nos arrastran...

    Este, como a David Murders, tiró de mi unas cuantas páginas, casi en un mantra, qué en un mantra, un blues...

    Y esta mañana al despertarme he pensado en el blues y en Alfonso, en Bhufa, he pensado que los blues antes los escribían los esclavos para evadirse, para soñar con la libertad, pero hoy los esclavos son felices en su condición, no aspiran a nada más que a seguir encadenados a sus trabajos, sus hipotecas, sus putos coches, y los blues los tienen que escribir los hombres libres, como tú, Alfonso, las vueltas que da la la vida.

    Un abrazo.

    Patxi

    ResponderEliminar
  3. si es que los que no manejamos una minga de tu calibre sólo hacemos que ponernos cadenas internas... Así es Occidente, presume de unos huevos de la de dios parriba pero al negro siempre que puede le capa... Y sí, con esta novela he comprado mi libertad... Y con eso me vale... Un fuerte abrazo, Patxi

    ResponderEliminar