jueves, 1 de enero de 2009

EL EMPLEO. NACHO ABAD


Ayer me leí de un tirón El empleo, de Nacho Abad, tengo una pila junto a la mesilla con todas las novedades de Eclipsados y Nacho estaba el primero porque era el menos gordo de los libros, como esta vida es tan perra que se está comiendo a mordiscos todo mi tiempo libre, quería empezar por uno que me permitiera disfrutar de una historia de un tirón, y la verdad no me equivoqué, el libro lo he devorado con una pupila convertida en una cámara de seguridad, que va siguiendo al protagonista, y la otra en un cuchillo, que vivisecciona la miseria de estos tiempos que nos ha tocado vivir, fría, certeramente, con precisión de forense; Nacho suele gastarnos algunas veces bromas enviando portadas ficticias de obras suyas editadas por Anagrama, o Lengua de trapo, pero la verdad es que a mí me dicen ahora que este libro lo ha escrito Houllebecq, o como se diga, o que es una versión actualizada de El extranjero de Camus, y trago; seguramente a Nacho no le hagan ni puto caso los mierdas de los suplementos culturales, pero este libro es una pequeña obra maestra, es mi opinión, claro, que no va a ninguna parte porque esto no es Babelia, ni El Cultural, pero que conste al menos en Hank over, eso nos no lo pueden quitar, después de todo las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene una, solo que a unos les pagan por esparcir su pedos apestosos y otros pretenden que las guardemos para nosotros debajo de las sábanas; el caso es que Nacho sabe de los que habla en El empleo, cualquiera que haya tenido un trabajo basura, limpiando, en una cadena de producción, o haya soportado una entrevista en una ETT, se dará cuenta, a otros, todos esos paniaguados de la literatura, les sonará a chino, no dirán ni mú, no saben de qué cojones está hablando Nacho, el caso es que esta novela hay que leerla, y a Nacho hay que felicitarle, enhorabuena Nacho, la última imagen que guardo de ti es pirándote en el metro (y envidiándote por ello) mientras los hijos de Satanás nos íbamos al Gruta 77, porque al día siguiente tenías que currar y porque tenías un ataque de pánico escénico, es normal, si yo escribiera cosas tan grandes como esa también tendría miedo de mí mismo.

Y esto no ha hecho más que empezar, debajo de El Empleo, en la pila de libros quedan los de Bufa, Vicente, Gabi Oca...


Patxi Irurzun

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