Ya en el aereopuerto de Los Ángeles me saqué todo el peso de encima y volví respirar libre. Nuevamente saqué el libro de Vicente Muñoz Álvarez, ese Merodeador que tantas veces me acompañó en mi ruta. Vicente debió marearse con tanta vuelta que di. Y por eso la foto con la que empiezo este post va para él. La mirada perversa y pura de esta mujer andina subida en un bus de Los Ángeles muy cerca de San Pedro, donde descansa el viejo Buk. Y donde paradójicamente no había publicado la siguiente foto, que fue la que me tomé el primer día que llegué a Estados Unidos. La foto en la tumba de Charles Bukowski. La tumba por la que se me fue una tarde entera buscando el "don`t try" y los guantes de boxeador. Recuerdo esa tarde como si fuese hoy. Era un día soleado y no había tiendas cercanas para comprarle una cerveza al viejo. Llegué casi sin nada, y le puse sobre su tumba mi parche de resistencia y el libro de RESACA/HANKOVER. Me senté frente a él y le dije: Estos son mis poemas, espero que te gusten, pero sino te tocará aguantarme hasta que termine de leerte, sin decir nada. En efecto, no dijo nada, pero creo que le gustaron porque el viento empezó a acariciarme las trenzas suavemente. Quién lo diría, mi querido Hank, dos meses después vuelvo a L.A. para contarte que conocí a uno de tus mejores amigos, a tu biógrafo, a tu ciudad -por la que todavía ronda la señora Muerte- y a Linda King, tu compañera. Neeli me dijo que te gustaba beber en los cementerios. Yo, por mi parte, siempre he querido dar un recital en uno de estos. Y ahora estamos aquí, compartiendo mis versos frente a la Isla Bonita. Ya sé a qué te refieres con don`t try, si no lo haces bien, si no escribes con las vísceras, con el cerebro, con el corazón, si no te tiemblan las manos y el cuerpo después de escribirlo... mejor no lo intentes.
En fin, esta foto va para V. y para los otros 36 drugos. Sé que muchos de ellos vibraron con mis crónicas y relatos on the road. Lo poco que he podido mostrar dado el tiempo sobre carreteras, aereopuertos, reservas indígenas, recitales, tepees, bosques, desiertos, tumbas, cafés, librerías, bares, universidades, ríos, subterráneos, etc, etc, etc... Pero todo, como siempre he dicho, lo sigo acumulando en mi cuaderno de viaje. Espero algún día poder compartirlo íntegramente. Gracias a todos los que han seguido mis nomadeos desde cualquier rincón del mundo. Todavía quedan muchas fotos, relatos, poemas que surgieron en algún momento acordándome de esas personas que me acompañan de alguna manera.
Abro una vez más El Merodeador, como dialogando con Vicente a través del papel y la tinta, y me encuentro con esta frase al final de uno de sus relatos: Nada más podíamos pedirle al mundo.
Y tiene razón.
Carla Badillo, del blog Mujer en Tierra Firme.
Allá voooooooooooy.
ResponderEliminarSeguimos en el camino.
besos andinos.
Guauu, Hermosa Foto, a orillas de la tumba. Cuenta pendiente: cementerio de Los Ángeles!!!
ResponderEliminarMuy bueno el blog!!!
saludos.