lunes, 15 de septiembre de 2008

SALUDO A SAN PEDRO by David Murders.


-Espías de todos los gobiernos: qué bien os ha tratado el cine y la literatura, malditas ratas y cucarachas al servicio de los puercos, tendréis vuestro lugar en la historia y será junto a James Bond. James Bond era un capullo de mierda, lo conocí una noche en Copacabana. Después Ian Fleming me dijo que él sólo pretendía llamar la atención sobre lo hijo de puta que era su gobierno. Hard-core in the UK, motherfucker. Hard-core, yeah, motherfucker.
-¡Corten! Elimina esa mierda de hard-core motherfucker. ¿Quién cojones ha escrito esto? ¿Johnny Rotten? ¿o los jodidos Eskorbuto?- ha dicho el director.
Tras dar la orden de corten, el director se ha levantado de la silla y se ha alejado refunfuñando cabizbajo. Enseguida ha venido el ayudante a ponerle a mano su célebre lata de cerveza.
A mediados de los setenta, el director consumía lata tras lata en los rodajes, pero para el final de la siguiente década había conseguido superar el hábito de beber, no así el de portar en su mano derecha una lata de cerveza, vacía, por supuesto. Notorio por este hecho, el director había recibido su célebre lata-de-cerveza-de-aluminio-desnudo como obsequio y homenaje de sus compañeros de profesión.
Se quejaba. Había que verle allí quejándose cabizbajo con sus bermudas de cuadros y su barriga algo más que incipiente.
El cabello, peinado al cepillo y hacia atrás, le daba cierto aire marcial atenuado por un pendiente de oro que se meneaba rápidamente bajo su lóbulo derecho.
La partenaire protagonista es una rubia de cabellera larga y despampanante que aspira a ser una gran estrella. Se llama Mandi. Andándose un poco en el glúteo izquierdo, el director se ha acercado a ella para darle sus orientaciones. Mientras lo hacía, blandía su lata en círculos y de aquí para allá -acaparando así la atención de los que le circundaban- y daba pequeños pasos sobre sus chancletas de piscina, que dejaban entrever, en el empeine de su pie derecho, un característico tatuaje que representa la boca-que-saca-la-lengua de los Rolling Stones pero con dientes de tiburón.
El galán, que andaba vistiendo tan sólo una toalla de baño ceñida a la cintura, se había sentado en un sofá del decorado y fumaba un cigarrillo; él también atendía a las palabras del director. Yo he encendido un porro mientras contemplaba la manera en que Mandi recibía sus instrucciones. Entonces, el director ha dicho:
-Bien, muchachos, es todo por hoy.
A continuación, ha extendido el brazo, el ayudante ha ido a recoger su célebre lata de cerveza de aluminio desnudo y, rascándose la oreja, el director se ha ido del plató a toda prisa, clap-clap-clap, chancleteando y rascándose la oreja, para recibir sus diarias dosis de tai chi, prozac y psicoanálisis.
He mirado hacia una pared y visto un póster de Barcelona 92.
He mirado hacia arriba y visto la techumbre del estudio.
He tirado la chusta y me he largado.
Pero al salir he tropezado y me he roto la cara contra el suelo.
De repente, estaba en la rulote de Mandi.

Me ha parecido que estaba demasiado vieja para aspirar a ser una estrella, pero los polvos que me ha echado me han traído directo al Cielo.
¡Y aquí estoooy! ¡Hooolaaaaaaa…!
¡Adiooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooosssssssss…!
¡¡¡Kata púm!!!
¡¡¡Chis púm!!!
¡¡¡Chis púm!!!

¡¡¡Kata púm!!!

¿Mandi…?
¿Mandi…?
¿Where are you?
¿Mandi…?
Oh, dear…


David Murders/Mardaras, inédito.

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