miércoles, 3 de septiembre de 2008

OLOR A CARNE QUEMADA, por Pepe Pereza.


El paisaje era dantesco. Hierros retorcidos y carbonizados, hogueras aquí y allá, equipajes desperdigados y abiertos, dejando un rastro de ropa tirada, zapatos y neceseres. Y sangre y miembros amputados de cuajo y cadáveres por donde quiera que mirases. Había gente que gritaba de dolor, otros agonizaban en medio del caos. Pero lo que más desagradaba a los que seguían con vida era el porfiado olor a carne quemada de los cuerpos carbonizados. Mariano caminaba sin rumbo entre los restos del accidente, llevaba el brazo izquierdo totalmente desmembrado, solamente se sujetaba al cuerpo por una fina fibra de carne ensangrentada. Se podían ver los huesos astillados que atravesaban la piel, los tendones y músculos arrancados y la sangre fluyendo sin parar. De pronto se sintió mareado y tuvo que vomitar, el vomito cayó junto al cuerpo de un bebé aplastado. La radio del siniestrado autobús seguía funcionando y por los altavoces sonaban los acordes distorsionados de "Paquito el chocolatero", el contraste de la música con lo que allí estaba sucediendo era como una broma pesada y de mal gusto. Mariano siguió andando de un lado a otro, cambiando de dirección sin un motivo aparente, confundido. Un cerdo pasó corriendo a su lado cojeando de una de las patas traseras. Unos metros por delante había varios cerdos muertos en medio de la carretera, mezclados con los cadáveres del autobús, algunos de los cerdos que quedaron con vida chillaban prisioneros dentro de las celdas del camión volcado mientras se achicharraban en medio de las llamas, el resto había escapado campo a través. El cerebro de Mariano no podía asimilar tanta desgracia, por eso deambulaba absurdamente confundido y sin ser consciente del infierno que le rodeaba. Lo que iban a ser unas plácidas vacaciones, sin más, se habían convertido en la peor de las pesadillas. De pronto, de la distancia empezaron a llegar los sonidos desbocados de las sirenas de las ambulancias añadiendo a la bestial banda sonora un acorde de esperanza.


Pepe Pereza, de Momentos Extraños ( inédito ).

1 comentario:

  1. Pepepe, bestial. A ver si pronto vuelves a saber de mí y mandas contra mí hordas de barrenderos y pajilleras de dios. Patxi mientras tanto sigue teniendo ideas para nuestro guión.
    Dick Grande.

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