Hank,
a veces me compadezco de ti,
los estudiantes piojosos se bebían tu vino
dormías noche sí noche también en un calabozo
las mujeres se te escapaban sin que pudieras hacer nada
todo muy triste.
Encima luego se presentaban periodistas en tu casa
a hacerte siempre las mismas preguntas
acerca de tus borracheras y escándalos
a las que contestabas con desgana
y es que los muy cabrones
–cómo no- se bebían tu vino.
Por eso aunque no puedas responderme
no puedo evitarlo
siempre he querido preguntarte
no por qué te emborrachabas
sino
por qué tenías sed.
Alberto Clavería Baranda, poema inédito.
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buena pregunta para CHARLES
ResponderEliminarme alegro muchísimo encontrar a ALBERT por aquí
gracias por publicarlo
el kebran