Escuchad bien, cribad entre la arena en la garganta de Tom Waits, al final de la canción, una estrofa con otra voz, igualmente desgarrada como su propio corazón vagabundo y descreído. ¿No es acaso Charles Bukowski? Dos de los más grandes hijos de satanás preguntándose quién pondrá flores en la tumba de una flor...
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