Bajaría la cremallera de mi piel
para juntar tus huesos con los míos
pero mi cuarto está nublado
y en la plaza sólo hay vidrio.
Fuera, esquivo los truenos
y doy zarpazos que te alejen de mis instantes
mientras una pareja indeseable se besa en su coche
protegida por la calefacción.
Frío, hace tanto frío…
Se besan y luego me miran.
Se ríen. Se besan y se besan.
Pienso en convertirme en sangre
para poder diluirme en cualquier mente
y en lágrimas
y en lluvia,
en la que me atrapa.
Me cobijo en un toldo con goteras,
situada bajo el agujero perfecto
me moja el patetismo.
A la izquierda una niña
con paraguas y abrigo rojo
enseñando una flauta pregunta
si es dulce.
Entonces recuerdo mi amargura
y mis ojeras,
las canas,
los hombres que ya no me miran
y los reflejos que tanto evito
-en los espejos-
-en los cristales-
-en los charcos-
-en tus ojos- sí, sobre todo ahí.-
Ojalá pudiera frotarme en ti,
bajar la cremallera de mi piel
para encajar contigo.
Pero aquí hace frío
y de tanta lluvia
mi apertura
se oxidó.
Lucía Boscá Gómez, de la antología Estaciones desnudas ( Ed. Cocó, 2007 )
para juntar tus huesos con los míos
pero mi cuarto está nublado
y en la plaza sólo hay vidrio.
Fuera, esquivo los truenos
y doy zarpazos que te alejen de mis instantes
mientras una pareja indeseable se besa en su coche
protegida por la calefacción.
Frío, hace tanto frío…
Se besan y luego me miran.
Se ríen. Se besan y se besan.
Pienso en convertirme en sangre
para poder diluirme en cualquier mente
y en lágrimas
y en lluvia,
en la que me atrapa.
Me cobijo en un toldo con goteras,
situada bajo el agujero perfecto
me moja el patetismo.
A la izquierda una niña
con paraguas y abrigo rojo
enseñando una flauta pregunta
si es dulce.
Entonces recuerdo mi amargura
y mis ojeras,
las canas,
los hombres que ya no me miran
y los reflejos que tanto evito
-en los espejos-
-en los cristales-
-en los charcos-
-en tus ojos- sí, sobre todo ahí.-
Ojalá pudiera frotarme en ti,
bajar la cremallera de mi piel
para encajar contigo.
Pero aquí hace frío
y de tanta lluvia
mi apertura
se oxidó.
Lucía Boscá Gómez, de la antología Estaciones desnudas ( Ed. Cocó, 2007 )
No sé si a mi favor en mi contra, pero he de decir, y muy sinceramente, que...
ResponderEliminar¡¡Odio esta foto!!
Y que le he pedido a mi queridísimo v que la quite (3 correos o más dan fe), pero nada, es tan cabezón como yo y ahí la ha dejado...
Así que nada, sólo decir que gracias por subir el poema y que espero que la gente ignore la foto.
Y aprovecho para decir también que Pobre cabrón me quitó tiempo de estudio, pero que vale la pena.
Y que la entrada de Memoria me parece necesaria. Gracias.
Lucí (ernag) a.
LU ES UNA PEDAZO DE POETA
ResponderEliminarY MEJOR PERSONA
ALGUNOS LO SABEMOS
EL KEBRAN
Hola Lucia. Soy Fafi. No se si te acuerdas de Fuente del Arco. Estoy a ver si leo tus poemas...Cocinamiento aparte. Un besote y otro poema. Recuerdos.
ResponderEliminar¡Hola, Fafi! Claro que me acuerdo... os echo de menos... Si me das pistas de cómo llegar a ti, llegaré. Gracias por la música y todo lo demás...
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