viernes, 4 de abril de 2008

MADRIGALES DE LA PENSION


Noche imbécil

noche imbécil,
sacacorchos como una guitarra negra
el día fue un continuo infierno
y ahora vienes
arrastrándote por las cañerías
vaciando tu vejiga
por donde vas,
y yo me he bebido 9 botellas de cerveza
una pinta de vodka
me he fumado 18 cigarrillos
aún te sientas encima de mí,
haces desfilar a los muertos en el
balcón de mi cerebro;
veo cejas afeitadas; labios, zapatillas;
a mi amor, en una vieja bata, que maldice
y extiende sus brazos en busca mía; el
Ejército Confederado corre; Hitler
acciona una manivela… y después
el quejumbroso amor de los gatos
me salva, me trae
en sí otra vez,… una copa más,
un cigarrillo más, y en el cajón
una foto de un día en la playa
en 1955…dios, qué joven era,
por lo menos, más joven; y en la ventana
una o 2 luces, la ciudad está muerta
excepto para los ladrones y los porteros,
y yo estoy casi muerto también, perdido hace
tanto tiempo y alzo la botella
en el centro del cuarto
y tú estás por todas partes
imbécil noche negra,
estás bajo las uñas de los dedos de mis manos
en mis oídos, en la boca,
y aquí, los dos de pie,
tú y yo, un gigante y un enano
atrapados en el desorden, y cuando el
primer sol se ponga mostrando las arañas
en pleno trabajo y las orugas reptando las cuchillas,
tú me dejarás partir,
pero ahora reptas hasta entrar en la tumba de mi botella,
me guiñas un ojo y posas, las rosas del papel de la pared
gastadas, las arañas sueñan con
moscas llenas de oro, y yo ando por el cuarto nuevo,
enciendo otro cigarrillo, sintiendo que realmente
debería volverme loco, pero sin acabar de saber
cómo.

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