Primero hubo problemas con el editor francés, Rodin, que me dijo dos billetes y después me dijo uno, y entonces yo le dije está bien, y compré un billete para Linda Lee, y después llegó el sábado, el día del vuelo, y llamé al aeropuerto y me dijeron que sí, que había una reserva pero que no tenía ningún billete pagado por adelantado. Así que cogí el coche y empecé a buscar agencias de viaje. Fui de una a otra y todas estaban cerradas. En Los Ángeles los sábados, por alguna razón, las agencias de viaje cierran. Después de un par de horas encontré una en Farmer’s Market. Entonces tuve que esperar una hora. Paseé entre los turistas, me compré un bocadillo de pavo y un café y volví y conseguí un billete.
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