lunes, 11 de febrero de 2008

Entrevista con Miquel Silvestre



Miquel Silvestre (Dénia 1968) regresa al mundo editorial con su quinta novela Spanya SA (Barataria). Otra historia divertida e imaginaria sobre un país inexistente en un futuro repleto de sobresaltos. José Antonio Miquel Silvestre (su nombre completo) explica su vocación literaria y su ideario personal.
Vicent Xavier Contrí, Dénia
-Cómo calificaría su nueva novela?
Como una hilarante pesadilla. El lector apresurado se reirá sin darse cuenta de que está bailando sobre su propia tumba. Pero si alguien toma distancia, descubrirá que detrás de la broma esperpéntica está retratado el peor mundo actual, con su miseria, su explotación y su egoísmo capitalista.
-¿Se siente un escritor transgresor? ¿corteja la provocación, el sentido del humor o vive literariamente inmerso en ambos?
Busco el humor, pero el humor atroz de la sonrisa de un caníbal. La transgresión como actitud deliberada es hoy el ademán más burgués y afectado posible. Hoy ser excéntrico, rebelde, inconformista o loco romántico, es ser un atocinado funcionario cultural. No trato de provocar ni de todo lo contrario. De hecho, me gustaría ser un escritor de señoras de derechas, una cosa tipo Antonio Gala o Juan Manuel de Prada, alguien átono y bienpensante, un inofensivo cazapremios. Lo que pasa es que me sale la rabia por los poros y eso sigue asustando a las ovejas conformistas.
-Un escritor de Dénia en Madrid y no es Juan Chabás. ¿Cuáles son los escenarios reales para sus novelas y cuáles los ficticios?
La realidad es siempre más eficaz que cualquier quimera imaginaria.
-David Cronemberg dirigió Almuerzo Desnudo de William Burroughs. Si tuviera que elegir un director para llevar alguna de sus delirantes novelas al cine con quien se quedaría.
Con Marco Ferreri, John Waters o Roger Corman con guión de Jaime de Andrade.
-Estudiar la carrera de derecho le ha servido para algo.
Para dejar de ser anarquista y para entender la vida como un conglomerado de egoísmos en competencia. El Derecho tiene en común con la Literatura que ambos tratan de explicar la existencia con palabras. Sin embargo, el Derecho es más ingenuo que la Literatura porque tiene de sí mismo la impresión de que sirve para algo. La Literatura, afortunadamente, es el territorio de la inutilidad consciente.
-¿Qué recuerda de Dénia?
Mi Dénia ya no existe más que en alguna rara tarde soleada en les Rotes. Dénia es la infancia, la juventud, el lugar mágico antes del hormigón. Son las mescalinas, los amaneceres, los dobletes de la adolescencia. Dénia es una chica rubia, un beso al anochecer, una juerga con los amigos. Una "fideuà", una coca de dacsa, mis abuelos. Dénia es el pasado mítico. Lo que veo hoy es una mala sucursal del peor Madrid, el de los atascos y los pseudopijos de adosado con aires de grandeza.
-Le gustaría vivir en Spanya?
Por supuesto que no. Spanya SA es la fabulación más horrenda que he podido imaginar, y mira que tengo capacidad para imaginar cosas horrendas.
-¿Usted huye de algo?
De la sabiduría. Pero no me preocupo, yo corro mucho más deprisa.
-Numere algún motivo para comprar su novela.
Porque he pedido la excedencia como registrador de la propiedad y me hace falta el dinero.
-Y para leerla.
Porque el lector encontrará en ella un espejo del Callejón del Gato donde se refleja lo que ya es de por sí grotesco, y por contraste, lo que queda sobre ese azogue es una imagen lúcidamente cruel de lo que somos.

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