Llevaba toda la tarde esperando tener el suficiente valor para preguntárselo. Ella, ausente, disfrutaba del culebrón de la tele. Se había prometido a sí mismo que de hoy no pasaba, al fin y al cabo, la ansiedad era peor que el desasosiego de la duda. Tenía claro que las cosas tenían que cambiar, que hacía tiempo que habían tocado fondo. Estaba perdiendo la confianza y eso le ponía nervioso, empezó a dar vueltas por la habitación inmerso en sus pensamientos.
-Quieres sentarte de una puta vez...
Él la miró sin verla, como quien está a años luz del lugar.
-La carne de burro no es transparente.
-(Volviendo en sí) ¿Qué?
-Estás delante de la tele...
-(Después de una larga pausa) Perdona.
-(Volviendo en sí) ¿Qué?
-Estás delante de la tele...
-(Después de una larga pausa) Perdona.
Se sentó de nuevo en el sillón y volvió con sus devaneos. Se estaban jugando el resto de sus vidas y eso era algo que convenía tomarse en serio. Ya no eran tan jóvenes como para jugar con fuego. Habían perdido a sus familias, la verdad era que ellos mismos eran los culpables, ellos solos habían renegado de su sangre. Hasta hacia poco les bastaba con estar juntos... Tenía que preguntárselo sin demora. Se armo de valor y justo cuando se disponía a hablar, ella se le adelanto.
-Prepara un par tiritos.
Lo que son las casualidades, ella había puesto el tema sobre la mesa, era el momento adecuado. O se lo preguntaba ahora o no lo haría nunca. Tomo aire y lanzo la pregunta.
-¿No crees que deberíamos dejarlo?
-¿Te refieres a lo nuestro?
-Me refiero a la mierda de la coca.
-No sé, tendría que pensarlo.
-Yo lo llevo haciendo durante estas últimas semanas.
-¿Y?
-Pues me he dado cuenta que estamos tirando nuestras vidas por la ventana. Que estoy hasta los cojones de estar preocupado todo el día de conseguir la puta papelina, que estoy harto de sacarle los cuartos a nuestros padres y ex-amigos con historias que hace tiempo dejaron de creerse. ¿Te has dado cuenta que estamos solos?... Estoy cansado de todo esto.
-¿Dónde has dejado la pápela? Ya las preparo yo.
-Pasas de mi como de la mierda. ¿No has oído lo que acabo de decir?
-¿La papela?
-¿Te refieres a lo nuestro?
-Me refiero a la mierda de la coca.
-No sé, tendría que pensarlo.
-Yo lo llevo haciendo durante estas últimas semanas.
-¿Y?
-Pues me he dado cuenta que estamos tirando nuestras vidas por la ventana. Que estoy hasta los cojones de estar preocupado todo el día de conseguir la puta papelina, que estoy harto de sacarle los cuartos a nuestros padres y ex-amigos con historias que hace tiempo dejaron de creerse. ¿Te has dado cuenta que estamos solos?... Estoy cansado de todo esto.
-¿Dónde has dejado la pápela? Ya las preparo yo.
-Pasas de mi como de la mierda. ¿No has oído lo que acabo de decir?
-¿La papela?
Esa última pregunta sonaba más a una orden que a una simple pregunta. La saco del bolsillo del pantalón y la arrojo encima de la mesa con un aire de desprecio.
-¿Sólo queda esto?... Hay que salir a pillar.
-Quiero dejarlo.
-¿Te pongo una?
-Hablo en serio, quiero dejarlo.
-¿Te pongo o no te pongo?
-¿Me seguirás queriendo si dejo de meterme?
-¿Estás seguro de poderlo dejar?
-No has respondido a mi pregunta.
-Ni tú a la mía.
-Tengo que intentarlo. Podemos hacerlo juntos.
-¿Quieres o no quieres?
-No, no quiero. Lo que quiero es que respondas a mi pregunta.
-Supongo que sí...
-Quiero oírtelo decir.
-Te seguiré queriendo aunque te vuelvas un pijo coñazo... (cambiando de tema) Mira, yo te pongo y si al final no la quieres me la meto yo.
-¿Harías el amor conmigo sin estar drogada? ¿Estaríamos juntos sino fuese por esta mierda?
-Quiero dejarlo.
-¿Te pongo una?
-Hablo en serio, quiero dejarlo.
-¿Te pongo o no te pongo?
-¿Me seguirás queriendo si dejo de meterme?
-¿Estás seguro de poderlo dejar?
-No has respondido a mi pregunta.
-Ni tú a la mía.
-Tengo que intentarlo. Podemos hacerlo juntos.
-¿Quieres o no quieres?
-No, no quiero. Lo que quiero es que respondas a mi pregunta.
-Supongo que sí...
-Quiero oírtelo decir.
-Te seguiré queriendo aunque te vuelvas un pijo coñazo... (cambiando de tema) Mira, yo te pongo y si al final no la quieres me la meto yo.
-¿Harías el amor conmigo sin estar drogada? ¿Estaríamos juntos sino fuese por esta mierda?
Ella acababa de esnifarse su parte, se extrajo el billete enrollado de la nariz y alargo su brazo ofreciéndoselo.
-Contéstame, por favor...
-No lo sé. Te juro que no lo sé... ¿Lo sabes tú?
-No lo sé. Te juro que no lo sé... ¿Lo sabes tú?
Se apresuró a responderla, pero se detuvo antes de abrir la boca. Él tampoco lo sabía con seguridad, sintió miedo. Ella le ofreció, de nuevo, el billete y él lo cogió a pesar de todo. Sabía que el miedo pasaría cuando la droga estuviera en el interior de su cuerpo, sabía que esa era la forma de terminar con la discusión, sabía que ahora ella iba a ser cariñosa con él, que cuando ella le abrazase todo volvería a merecer la pana, todo sería perfecto,
sabía que con ella a su lado el futuro no importaba, que valía la pena abandonarse a una muerte lenta por ella, junto a ella, conscientes ambos de los riesgos, como camicaces. Hacia ya mucho tiempo que se habían construido un mundo aparte, un mundo donde sólo había espacio para ellos dos, ellos y la coca. Todo lo demás sobraba.
sabía que con ella a su lado el futuro no importaba, que valía la pena abandonarse a una muerte lenta por ella, junto a ella, conscientes ambos de los riesgos, como camicaces. Hacia ya mucho tiempo que se habían construido un mundo aparte, un mundo donde sólo había espacio para ellos dos, ellos y la coca. Todo lo demás sobraba.
-¿Preparo más?
-Échalo todo.
-Luego habrá que salir a pillar...
-Échalo todo.
-Luego habrá que salir a pillar...
Pepe Pereza, del libro de relatos Amores Breves ( inédito ).
Amores Breves es un libro estupendo y aún inédito en busca de editor... Como habréis ido leyendo de cuando en cuando en este blog, sus relatos son dardos evenenados lanzados contra el sistema uno tras otro... Señores editores: presten atención a este libro, antes de que otro se lo adjudique... Vicente Muñoz.
ResponderEliminarGracias amigo Vicente.
ResponderEliminareres un merodeador insaciable de palabras y eso te hace ser una persona especial y maravillosa. Me siento tan agradecido por tus constantes atenciones que estaré en deuda contigo hasta el final de los tiempos.
Fuera y salud compañero.
pepe pereza
Que razón lleva el relato
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