jueves, 10 de enero de 2008

CRASH, por J.M.Vara.


Mutaciones tecnológicas: Sangre, semen y refrigerante de motor.

Aún recuerdo cuando ví la película Crash, de David Cronnenberg, uno de mis directores de culto preferidos. La película se basaba en una novela homónima de J.G. Ballard.
Inevitablemente, me quedé clavado en la butaca del cine. La historia es delirante: Un doctor crea una especie de secta basada en la experimentación erótica entre víctimas de accidentes automovilísticos. Accidentes y sexo que van aumentando en siniestralidad y atrocidad conforma avanza la trama. Lo que podríamos denominar una comunión entre sangre, semen y refrigerante de motor reventado tras el brutal choque del vehículo.
Crash es una película difícil, no apta para paladares moralistas y sometidos a los convencionalismos de la normalidad social y sexual. La novela se publicó en el 1973. Llegados a este punto hay que reconocer que Ballard no es otra cosa que un visionario de lo enfermizo. "En esta novela alucinatoria, el automóvil suministra la representación teatral infernal". La tecnología destrozada en accidentes voluntarios, la carne violentada por el metal hiriente, el deseo enfermo por una simbiosis imposible entre cuerpos y hierros retorcidos. Lo dicho: sangre, semen y refrigerante de motor.
Ya en los años 90, en una entrevista realizada con Ballard en relación a la película de David éste afirma: "En los 90 pienso que nos hemos vuelto mucho más honestos sobre la naturaleza humana y estamos más abiertos sobre la verdad de nuestra propia identidad. En la época en que escribí el libro (lo empecé en l970) la idea de que las personas podían sentir emociones a través de los choques de automóvil era inaceptable. Ahora las personas son mucho más honestas sobre la psicología del siglo veinte y las personas pueden ver que las colisiones de automóviles se han convertido en una nueva cultura de espectáculo.Además, ningún thriller de Hollywood respetable tiene en su metraje menos de seis choques de automóvil. Y las personas se dan cuenta de la extensión a la que agresión y libido son convertidas en la experiencia de conducir un automóvil. Cada mujer sabe que hay muchos hombres que no pueden soportar ser adelantados por una mujer. Muchos hombres encuentran la conducción sumamente competitiva. Obviamente, la experiencia de la conducción implica cierta dosis de agresividad. Mi novela y la película lo afrontan justamente y directamente".
Crash aporta una visión perturbadora aún en el 2008, donde supuestamente hemos visto "casi de todo" y en la mayoría de los casos en un programa tan inofensivo como es el telediario. Crash: sangre, semen y refrigerante de motor.

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