jueves, 4 de octubre de 2007

VINCENT PRICE: el aristócrata decadente 3. Por David G. Panadero.


Continúa lloviendo en media España, empiezan a salir en el campo las setas y las brumas de otoño se arremolinan sobre las hojas caídas del bosque a nuestros pies. Momento de recogimiento y ensoñación perfecto para volver a videar alguna de las fanterroríficas películas de Vincent Price que nuestro drugo hermano David G. Panadero nos propone en este tercer y último capítulo de su semblanza. Para disfrutar junto a la chimena con un buen whisky escocés !!! v.

VINCENT PRICE: el aristócrata decadente.
( Capítulos 1 y 2 : 19 y 26 de septiembre ).

Hagamos un alto en el camino: había un niño con cierta inclinación por lo morboso y una imaginación desatada que se pasaba todas las tardes viendo películas de terror a escondidas y soñando con ser Vincent. Si bien es éste el argumento del cortometraje de animación Vincent (1982), con el que comenzó su andadura cinematográfica Tim Burton, también podemos pensar que por medio de esa breve narración nos estaba mostrando su infancia.
Y realmente se percibe la mella que hicieron en la imaginación del infante Burton esas películas de aristócratas en mansiones ruinosas, que cargan con el peso del pasado, en complicadas relaciones familiares. Si hay un tema recurrente en la obra de Burton es ése desarraigo del ser diferente que muchos tachan de "malo", cuyo único pecado es vivir al margen de una sociedad que no ha elegido, y así son muchos personajes de Poe, como ese Auguste Dupin de "Los crímenes de la calle Morgue", que se sabe más inteligente e imaginativo que la media y prefiere vivir aislado del trato con los demás, paseando de noche, cuando las calles están vacías. Seguramente esta sensibilidad pasó por el tamiz iconográfico de los filmes de Roger Corman, pasando a ser Vincent Price un verdadero ídolo para el cineasta de Burbank.
Igual que Ed Wood rodó la última película en la que aparecería su idolotrado Bela Lugosi -Plan 9 from Outer Space (1959)-, estableciéndose según algunos una relación de maestro-alumno, según otros una relación de vieja estrella explotada-expoliador, Tim Burton tendría el orgullo de contar con Vincent Price como narrador en el cortometraje a él dedicado, y ya en 1990 haría un papel estelar diseñado para el anciano aristócrata en la excelente Eduardo Manostijeras (Edward Scissorhands). Y en esta película, cogiendo el testigo de Edgar Allan Poe y Roger Corman, Price interpretaría a un aristócrata que habita un ruinoso castillo, que da vida a un pequeño y entrañable monstruo, Eduardo. Y por no romper la tradición, este extravagante Creador viviría refugiado en sus fantasías y elucubraciones, al margen del mundo que lo rodea, que se le antoja frívolo e insustancial, vacuo tras tanto juego de color y fachadas relucientes (¿es que Norteamérica no ha prosperado intelectualmente desde los tiempos de los nuevos ricos?).
Vincent Price tuvo la gran suerte de encontrar un director que comprendió como nadie sus capacidades expresivas y supo interpretar su mundo. Lo que no esperábamos era que el paralelismo con Bela Lugosi y Ed Wood se repitiese, pues el film supuso el canto de cisne y la despedida del mundo de un actor cuya imagen fue siempre la de un hombre de otro tiempo. En sus últimos días su salud empezaba a ser precaria y el actor, ya octogenario, acabó quedando confinado en su hogar de Sunset Hills. Su amiga y antigua compañera de reparto Hazel Court visitaba al actor una vez por semana, y según comentó en una entrevista para la revista americana Fangoria, "Dos semanas antes de morir compró un nuevo cuadro de un pintor joven. Creo que esa anécdota significa realmente lo que era Vincent. Estaba a punto de morir, pero todavía fue capaz de comprarle un nuevo cuadro a un artista joven". El aristócrata intérprete conoció su fin el 25 de octubre de 1993, a los ochenta y dos años de edad, aunque aún permanece vivo en las pupilas de multitud de aficionados.
The end

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