La labor del Terminator, como cualquiera intuye, no es otra que la de su propia supervivencia. Y en este libro de poemas hay mucho de eso, la persecución de semejante fin, aun con la distorsión del reflejo en lagunas oscuras, por momentos serenas en sus orillas, aunque en verdad tempestuosas desde profundidades que bordean la autodestrucción, propia y común, a la que estamos asistiendo cada cual desde su lugar tranquilo del mundo. Pero a pesar de los sumarísimos juicios, del helor al que parecemos condenados de antemano, hay esperanza, siempre la habrá mientras la luz rompa la noche y el aliento se articule en palabras, más allá del aullido. La poesía en sí misma es ya un acto de fe, quizá el mayor de todos.
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jueves, 24 de octubre de 2024
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
La labor del Terminator, como cualquiera intuye, no es otra que la de su propia supervivencia. Y en este libro de poemas hay mucho de eso, la persecución de semejante fin, aun con la distorsión del reflejo en lagunas oscuras, por momentos serenas en sus orillas, aunque en verdad tempestuosas desde profundidades que bordean la autodestrucción, propia y común, a la que estamos asistiendo cada cual desde su lugar tranquilo del mundo. Pero a pesar de los sumarísimos juicios, del helor al que parecemos condenados de antemano, hay esperanza, siempre la habrá mientras la luz rompa la noche y el aliento se articule en palabras, más allá del aullido. La poesía en sí misma es ya un acto de fe, quizá el mayor de todos.
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