lunes, 18 de julio de 2022

EL GUARDIAN DEL TIMBRE (Mr. Doorbell man) por RAFAEL LÓPEZ VILAS



Recuerdo
que en el colegio
mientras mis compañeritos
repasaban la tabla del 7
o descuajeringaban la composición morfológica
de un par de oraciones
yo me pasaba las clases
con mis cojones de niño por corbata
pensando en el momento
en el que el timbre
vociferase que era hora
de regresar a casa
Así
mientras don Víctor
escarniaba al botarate de turno
en el humilladero de las fracciones
o doña Celestina
explicaba las bondades del Imperio romano
al más puro estilo
Monty Python
no podía dejar de imaginarme
a mi madre
apaleada como una bestia
en el suelo del pasillo
o la sombra
que dibujaba su sangre en silencio
sobre el enchepado del gotelé de la pared

A veces
todavía la escucho gritar

Desesperada

Sola

Tan borracha
como lo estaba ÉL
No hace falta
ser un pitoniso
para adivinar
que no me gradué Cum Laudem
y que el mapa de mi niñez
es una gran cicatriz
remachada de costurones
que el tiempo añejó
en una barrica de formol Gran Reserva

No hay ninguna lápida
que pida disculpas
ni ningún epitafio
que cuente la verdad de una historia
que aquella madre
que fue mía
nunca más podrá recordar

Entretanto
Ya no espero
a que suene el timbre
y mientras juego a ser poeta
y me revuelco
en la desesperación que se esconde
en cada grano de arena
veo el naufragio del sol en el ocaso
y la oscuridad que amamanta de eternidad
el gaznate de una guadaña
y supongo
que en algún lugar
de este jodido multiverso
estará aquel niño
que no pude
simplemente
ser

Rafael López Vilas


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