martes, 1 de junio de 2021

LUCES BUSCAN SOMBRAS: Benito Pascual.





La luz elige el lugar exacto en el bosque
donde descansar de un largo viaje.
Se detiene unos segundos, toma aire.
Alguien la observa desde la espesura:
un pájaro solitario certifica el atardecer
con su silencio.

Más allá,
la noche es un vagabundo desacostumbrado
a las despedidas y a los abrazos,
un extranjero ha olvidado su idioma,
un huésped esperado reclama
una cama de sábanas limpias.

*

Noviembre se mueve en mi interior
mientras observo desde la ventana
las hojas amarillas y oscilantes
en las ramas del viejo peral.
Pienso si esa palabra está en ellas,
o si el viento habrá desnudado del todo el árbol.
Puede que noviembre se haya ido con ellas,
se habrá podrido y ya forma parte de la tierra,
cada vez más fértil,
libre de lo que un día fue.

*

La luz se posa con delicadeza sobre el agua
y la convierte en una sola palabra;
su forma posee la memoria de esa luz.
El agua hace posible el lenguaje del mundo.

*

Las piedras, los árboles, el camino,
esperan su luz,
define sus contornos, los invoca.
Espera paciente, armónica y serena.
Saben que les llegará su turno, tarde o temprano,
aceptarán su derrota,
el final irreversible,
instante en que esa misma luz los abandone,
y se esfume lentamente.

*

Sé escribir como nadie poemas
desde el fondo de los armarios,
donde permanecen días de naftalina y
olor de velas encendidas,
tiempos de puzles incompletos
donde no cabían los finales
y todo estaba por construir;
en los descampados se encontraba un oasis.
Cuando se guardaban bombillas de repuesto
en los bolsillos de los pantalones
para las noches de invierno, por si se iba la luz.
Y las fiestas se olvidaban de anunciarse
en cada esquina,
se convocaban en silencio, al oído,
pájaros en rebeldía,
en contra de las despedidas y los duelos.


Benito Pascual, de Luces buscan sombras (Ed. Gravitaciones, 2021)


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