lunes, 28 de mayo de 2012

VÉRTIGOS por Luis Miguel Rabanal.


Nada de nostalgias, nada de presumir
sin querer abrir los párpados
que el tiempo es un viejo camión de la limpieza
que nos traslada a un pulcrísimo paraje
donde fuimos palmariamente tan dichosos.
Luego nos dejará tirados, no lo dudes,
a las puertas del hospital
sin nombre, alguien
coloca tu cuerpo desvanecido en la camilla.
Por haber llegado hasta aquí, por verte
desde una rendija que es una certeza,
por no ser más que tu amigo más odioso,
por lo que prefieras, anda,
te ofrezco este ramo de lirios del valle.
De noche el viento recorre con premura
el desván de nuestra casa,
se trata de vivir desalentado,
de escuchar las voces rasgadas de los niños
ahogándose de pena, desde su revelación
el mundo ha dejado de pertenecer
al tullido rey de su república.
Cuando el verano termina por abrir
sus ventanas para que la noche refresque
y confunda al deseo, acabas
tu vaso largo de vodka.
Aquel camión fantasma del principio
carga con tus huesos.
Verás que está pautado,
como si el que tiene que volver se tocara
sin ningún comedimiento el bello sexo abrupto.
Sólo unas consultas,
quién te trajo a este lugar,
quién cuidará de ti cuando no estés.

  Luis Miguel Rabanal, de Música para torpes (Baile del Sol, 2012).

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