lunes, 18 de abril de 2011

ENEMIGO MÍO (enBlanco) según Octavio Gómez Milián


enBlanco «Suena a despedida (quizá es un ensayo)»

enBlanco | Myspace Music Videos


Vuelven los Enblanco, tercer LP ya de la banda riojana y cada vez más fuerza, más agresivo intelectualmente. Con las mínimas porciones de sosiego, Enemigo mío revienta todos los espejos a base de acoples y después, después te hace mirar en los pedazos tu propio reflejo. El disco se abre con una trepanación rítmica propia de los Lagartija Nick para dejar paso a las guitarras hirientes habituales, El Pozo, veneno desde lo más profundo del abismo. El aullido metálico desde la garganta, con la lubricidad del enfermo mientras gritamos Yo no. La autoridad épica de Días como cuchillas de afeitar te devuelven la esperanza en los momentos extremos, eso y la lucidez poética de Kb, que nunca defrauda. Formol, el medio tiempo narcótico perfecto, punteado por las descargas, tiene el sabor de las grandes canciones, jugando con los coros hasta crecer y colocarte al borde del abismo. Sigue respirando amigo, porque llega el futuro y no tiene buena pinta. En guerra, las palabras masticadas, anfetamínica declaración de intenciones para urbanitas agobiados. El lamento del hermano caído, Caín, en los confines más extremos de las tierras inhóspitas. Aún hay sueños, con su hipnótico recitado en mitad del camino pedregoso es una de las mejores canciones del disco. Destruir&Desechar son como una nueva entrega de las imprescindibles crónicas de la iguana pasado por la tradición más tóxica del rock español. Nos vamos hacia arriba, Tan fácil, puro ajenjo revientalmas, pura velocidad bien cortada. Mi tema favorito es sin duda, Nuevas reglas del capitalismo, sorprende la guitarra rítmica acústica, la fluidez casi luminosa, las arañas se extienden hasta el corazón de los trogloditas, para revertir al estado primordial de todas las grandes peleas. El cierre, O.D.F.D.G, la síntesis industrial de nuestras pesadillas, como un carbono mal colocado en el trocito de plástico, como un anacronismo digital en un mundo de electricidad analógica. Cuando llegues al final, no te quedará ni un solo dios en el panteón de la química. Enemigo mío, un disco por el que no puedes pasar de Puntillas, un disco cicatrizante, de los que cierran heridas a mordiscos.



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