viernes, 4 de junio de 2010

EL NUEVO BLOG DE JOSÉ LUIS MORENO-RUIZ



Poco tiempo ha podido aguantar José Luis Moreno-Ruiz conteniendo todo ese talento que le bulle dentro, y apenas un mes después de cerrar su blog, abre este otro, por el que es obligatorio pasar de vez en cuando y embarrarse un poco, a ver si se nos pega algo. Esta de abajo es una de las entradas de los Contradiarios, en las que además adelanta un fragmento de su próxima obra
:

Aquellas criaturas que decían ir a meterle un pico en la polla "a un cerdo carroza llamado Lou Reed"...
A propósito, más o menos, vaya aquí un fragmento de mi libro de próxima (y espero que ya pronta) aparición (sic), "Madrid años 80, la Movida catatónica". Dice así, al hablar de un programa de Radio 1 (RNE) que llevó por título "En días como éste":

Pronto comenzaron los toques, las llamadas al orden. Nos moderamos, claro; el programa se consolidó, por su calidad evidente, pero la preparación de cada espacio era angustiosa: esto lo pongo, esto lo quito, qué dirá fulano (un directivo) si contamos esto, qué dirá mengano (otro directivo) si ponemos este disco… Pues hasta ahí llegaron las presiones. Nada de poner discos de grupitos punk, o de barriada, con letras inconvenientes; mucho menos, si las letras en cuestión tenían un cierto contenido político, por ejemplo las de esos grupos que entonces comenzaban a ser designados como pertenecientes al rock radical vasco. Yo recibí un aviso, recuerdo, por rematar un sábado mi Pipa de Kif con aquella canción de los madrileños Burning, que se titulaba No es extraño que tú estés loca por mí. Al parecer les molestó mucho, a los directivos y a la audiencia carca, eso que dice de rodillas por detrás es como te gusta más… Y otro, pues hablando de los incas y de sus fumigaciones rituales con hoja de coca, situé la acción, actualizada, jugando con unos textos de Garcilaso en defensa del uso de la hoja de coca, en la ciudad de Chachapoyas (dijeron que me lo había inventado, por joder y provocar a la audiencia más conservadora; hube de mostrarles –a los directivos– un mapa del Perú, aunque sea justo admitir que, en efecto, tanto yo como otros componentes del programa, nos sentíamos muy gratificados cuando la carcunda se ponía de manos y soltaba coces y rebuznos, incluso si eran éstos amenazantes).
Los melifluos modernosos que comenzaban a grabar entonces, sí eran, por el contrario, bien recibidos. Radio Nacional de España se acababa de apuntar definitivamente a la Movida posmodernosa, y desde luego madrileñota. Lo que venía de la periferia, en especial desde Cataluña y el País Vasco, había que mirarlo con lupa, aunque nada tuviera que ver ni con la radicalidad política, ni mucho menos con el independentismo.
Como, no obstante, hacíamos un buen programa de radio –crecía la audiencia y los periódicos nos dedicaban muchas páginas–, los directivos de RNE decidieron potenciar igualmente su programación nocturna en Radio 1. Tres miembros del equipo de En días como éste, Manolo Ferreras, José Antonio Muñoz y Javier Rioyo, iniciaron un nuevo programa, titulado La noche que me escuches… Lo eliminaron a la segunda emisión. Bastó que fueran a una actuación en directo, precisamente en la sala Rock-Ola, de un grupo vasco de chicas, Las Vulpes, y que una de ellas soltara una blasfemia a micrófono abierto, cuando iba a ser entrevistada, tras la actuación, por José Antonio Muñoz.

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