miércoles, 27 de enero de 2010

CRIATURITAS. Domingo López.


Me lo contó en el bar del Juanco, borracho y balbuceante. Me dijo que por la mañana habia estado vagando por ahí, aburrido, cuando llegó a un descampado donde unos chiquillos jugaban al balón. Pásamela, le gritó entonces en plan colega al que llevaba la pelota, un rubito de rizos angelicales. Vete al carajo, majareta dijo abrupta e inmediatamente el niño, sin dejar de correr la banda. ¿Oye, mocoso maleducado, te doy un guantazo?, lo amenazó, reaccionando tras unos segundos de lógico estupor. ¿Comol? berreó entonces el crío, parándose en seco, imitando al idiota del Chiquito ese, sonriendo cual bellaco, yendo hacia el tipo con andares de vacilón y sacando de debajo de la camiseta del barça – el nº 9, el del gran Ronaldinho, apunta – una navaja pavorosa. Venga, soplapollas, suelta los jurdeles y lárgate ya, dijo con fastidio el más espigado, pendenciero, rascándose los huevecitos. Manolín, sácale todo y rájale la barriga, aconsejó otro, mientras aprovechaba el parón de juego para mear. Me contó, hediendo a vino fiado y barato, que se le pasó entonces por la cabeza salir corriendo con cangüelo y sin decoro, pero temblón y ante la faca amenazante les dio para pipas y chucherias, o eso me juró por sus muertos, el poco dinero que llevaba, la calderilla, vamos, y confundido y rojo de vergüenza se quitó de en medio, salió de naja por donde había venido mientras uno de ellos iba ya corriendo a emplear seguramente la pasta en porros o en priva o en pegamento o en putas y oía las carcajadas infantiles, tan sanotas, los pelotazos jubilosos al balón y la voz de una de las madres avisando desde una ventana que subieran ya que habían empezado en la tele los dibujitos animados.

Domingo López
"Cuentos de usar y tirar", 2008

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