miércoles, 11 de noviembre de 2009

MENOS TONTERÍA. Kutxi Romero.


Aquí lo que hace falta es menos tontería. Me lo dicen mis compadres de la construcción que todavía se levantan a las seis de la mañana y que, después de indicarse uno o dos solisombras de cágate lorito se encaraman a sus celdas andamiadas para currar como unos hijos de puta durante nueve o diez horas. Sí, Kutxi, compay, me dicen. Y más seguridad, cojones. Que tú, Kutxi, porque ya no te arrimas por la obra, pero el otro día entró un chavalillo de dieciocho años y lo pusieron a picar una zanja y no le dieron ni una puta tabla para apuntalar. En cuanto llevaba dos horas picando se le vino abajo la zanja. Para cuando lo sacaron estaba como un pajarico. Después nos enteramos de que era la primera vez que trabajaba. También nos enteramos de que no le habían hecho ni contrato ni hostias y de que el hijo puta del jefe tuvo la cara y la poca vergüenza de ir a casa de sus padres un día después del funeral con un cheque en blanco para que no le denunciaran. Que sí, Kutxi, compadre, y al Julio, ¿te acuerdas del Julio?, cómo no te vas a acordar, si el Piñas y tú estabais todo el puto día con él partiéndoos el culo del mundo. Pues nada, que resulta que se le ha quebrado la espalda. Claro, toda la puta vida currando como un burro y el martes pasado estábamos dándole yeso a unos techos y se quedó tieso como una vela. Tuvimos que cogerlo como un fardo, Kutxi, lo que yo te diga. Pues resulta que después de una semana en la cama a limpio chute de calmantes le han llegado dos cartas. Una es de la mutua, compadre, y lo que le pone, bueno, no te puedo decir muy bien lo que pone porque a estos matasanos con estudios no hay dios que les entienda, pero lo que le vienen a decir es que tiene más cuento que Julio Verne y que lo van a pasar por un Tribunal Médico o no sé qué hostias, supongo que para decidir si le dan la baja o le dan matarile directamente, los muy hijoputas. La otra carta es de la empresa, en la que le dicen, también a grandes rasgos que, dada su condición de eventual, ya se puede ir buscando curro en una churrería porque lo echan a la puta calle. Y así las cosas, Kutxi, que ya nos enteramos por la radio por dónde andas, pájaro. Que si de giras por aquí y por allá. Qué cabrón. Olé mi compadre, y que te dure, que ya sabes lo que es esto. Que ya sabes que esto de la música dura cuatro o cinco años, eh, te lo digo yo, que mi primo el Luismi curraba en una orquesta de esas buenas con sintetizador y toda la hostia, y con dos cantantes que eran más putas que la Charito, y algunas veces fui con ellos y aprendí del mundillo ese. Pero qué hostias, Julián, ponle otra caña al Kutxi, mecagondiós, que no falte de ná, que el cabrón es caro de ver. Y unos cacahuetes pal mono, estírate, Julián, coño, que te gastas menos que un chupachús de mármol. Ay la hostia. Oye, Kutxi, págate ésta ronda que hasta el lunes ya sabes que el cabrón del Peloblanco no nos paga. En eso sí que no han cambiado las cosas, mira, cuando vuelvas al andamio seguro que cada fin de mes tienes que volver a amenazarle con un palo para que te pague, como antes. Ja, ja. Joder, ya te echamos de menos, ya. El otro día estuvimos hablando de cuando le hiciste el calvo al encargado aquel de Donosti, sí joder, al Bernardo, el borracho. Y cuando el Piñas le llamaba, ¡Elnardoooo, Elnardoooo!, joder qué descojono. Y de cuando no os pagaban y os sentabais todo el puto día en el alero con las litronas de San Miguel en vuestra huelga particular. Que os poníais más ciegos que el copón. Qué bandidos. Y cuando el Piñas vino una mañana to contento y dijo que os habíais montado un grupo y el Julio se puso a gritar desde el andamio, ¡el rokanrol no ha muerto, se lo acaba de cargar el Piñas! Y míralos a los pelones, tú. Ganando una pasta. Eh, que no me digas que no, que yo me he enterao que estáis haciendo buenas perras, cabrón. Pero qué cojones, Julián, sácate otras dos cañas, hostias qué horas son, tú, que las seis dan ya mismo, cagonlaputa, la Luci me mata. Pero bueno, qué me estabas contando de que ibas a sacar un libro o no sé qué. Ah, de poesía. Y eso pa qué. Pa las bibliotecas o así, ¿no? Ah, que no, para venderlo en las librerías, dices. Pero quién te va a comprar eso, mi compadre, si la peña no se lee ni la propaganda del Carrefur. Mira, Kutxi, que tú lo que me digas va a misa porque eres mi compadre y gloria bendita pa ti y pa los tuyos, pero lo que hay que hacer es más cosas útiles y dejarse de tonterías, compadre. Que lo del rokanrol está bien y eso pero esto de los libros ya es pa cagarse, mi niño. Pero bueno, te traes un día por la obra unos cuantos y ya te los compraremos, aunque sea pa envolver el bocata. Y dale besos al cabrón del Piñas. Joder, libro de poesías y la hostia. No, si ya lo decía bien tu padre, el José. Este cabrón, con tal de no currar, es capaz de meterse a cura.

Este texto (cortapegado del blog Escrito en el viento) aparece en León manso come mierda. Y aunque este libro (agotado) es una recopilación de su poesía entre 1999 y 2004, queda claro que como narrador Kutxi es un auténtico crack (ya lo demostró en el cuento incluido en Resaca / Hank over, una auténtica macarrada) ; un narrador con una voz y un oído privilegiados, y que nos dará -esperamos- alguna que otra alegría. P.

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