viernes, 30 de noviembre de 2007

Más sobre París.


RESPETO. Patxi Irurzun
Variación sobre el poema de David Gonzalez 'Mcdonalds'

Los conozco, a todos esos cabrones, y sé qué van a pedirme en cuanto cruzan la puerta del Mcdonalds.
-Un menú infantil, hermano-, dice, por ejemplo, Jerome, y lo dice bien alto, sin cortarse un puto pelo -y sin guardar la cola-, pero nadie protesta, ni mucho menos se descojona de él, porque Jerome es el negro más hijoputa de toda la "banlieu", el que más mierda mueve, costo, farlopa, crack... Jerome es un jodido camello, pero no un camello cualquiera, es un camello peligroso, y todos se cagan por las patas cuando pasa, pisando fuerte, con sus "Converse" último modelo, siempre nuevas, que rechinan como si a cada paso aplastara con ellas una cucaracha, ñic, ñic, ñic...
Aziz, por el contrario, se acerca al mostrador sin meter bulla, pide educadamente una Big Mac , "y que la hamburguesa esté bien tostada", añade, guiñándome un ojo, y cuando lo vuelve a abrir en su mirada salta una chispa. Aziz es puro fuego. Durante la revuelta dicen que quemó más de cien carros, uno de ellos el de su propio viejo. Libertad, igualdad y fraternidad, sí señor. Viva Francia. Viva Argelia. Y la bofia sin comerse una mierda.
Maxime tuvo menos potra. Los maderos le pillaron en el saqueo de una tienda de electrodomésticos. Se lo llevaron a comisaría y le metieron más hostias que a un pandero. "Basura blanca", le insultaban, cada vez que sacaban su cabezota de una bañera en la que los polizontes se habían cagado y meado. "Basura blanca", repetían cuando le metían el palo de una escoba por el culo. Al menos se libró del talego, Maxime, porque con lo único que le ligaron fue con un iPod, menudo gilipollas. Sólo un gilipollas como él puede pedir café y aros de cebolla para untar. Claro que Maxime es un gilipollas con una pipa, y eso ya cambia las cosas. Se la agenció en cuanto lo soltaron y está deseando que se vuelva a liar otra vez para volarle la cabeza a algún gendarme.
Sí, los conozco bien, a todos esos cabrones. Delincuentes, terroristas, escoria. Eso es lo que dicen los periódicos y los bocarranas de los políticos. Ni puta idea, ellos no están aquí cuando entra Bernard el sintecho, apestando a vino y a mierda, arrastrando sus bolsas de plástico, y se desparrama en la mesa de la esquina. Porque entonces, Jerome, Aziz, Maxime, y todos los chavales, toda esa gentuza, se levantan de sus sillas, se acercan al viejo mendigo y dejan en su bandeja vacía una bolsa con patatas, media hamburguesa, un aro de cebolla, un cigarrillo, alguna moneda, el culo de una birra, lo que sea, lo que tengan.
Sí, los conozco muy bien, a todos esos cabronazos.

(Octubre de 2007, inédito)

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