martes, 21 de noviembre de 2017

GARDENJUNKIES: Algunas consideraciones.



ALGUNAS CONSIDERACIONES

Aunque, a decir verdad, la inmediatez fue la característica principal en el cuaderno de notas que se fue generando desde, y entre, mediados de septiembre de 2016 y la primera semana de julio de 2017, bajo la tiranía del like en la red social Facebook, con el nombre de VIVEROS Y JARDINES… Y JUNKIES, habría de ser justo conmigo mismo para poder serlo con los demás y apuntar aquí algunas consideraciones que han sido indispensables para conformar la estructura del libro que ahora tienes en tus manos, lector. En los tiempos que corren nada es espontaneo y nada se deja al azar, aunque pueda parecer lo contrario

Parecería oportuno, que el grosso de este libro: Cuaderno de notas y Junkies, tuviese un frontispicio, un algo con el que dar comienzo a una historia, o bien, un cómo he llegado hasta aquí. De manera que, obviamente, era necesario empezar por un principio e idear un planteamiento que conectara con el nudo y desenlace de este híbrido alejado, muy alejado, del cuento: Garden, el primer apartado del libro. Se trata de un solo poema, fragmentado, y pensado en prosa, el cual abre y da inicio a un ejercicio de escritura que dio comienzo en el mes de febrero del año 2013, el cual, también, di por finalizado a últimos de septiembre de 2016. Esto es, más de tres años y medio, en los que, mes a mes, y por diferentes trámites, tuve que personarme en una Oficina de Empleo. Esto es, desde la traumática finalización del último empleo remunerado que tuve hasta el siguiente, es decir, el primer contrato laboral, más de tres años después, con la Agencia de Empleo del Ayuntamiento de Madrid. Quisiera también, hacer mención al texto de cierre a este apartado: La transición 2.0, concebido en este mismo espacio temporal, y que en este intervalo fue publicado por Ediciones Liliputienses, recogido en el cuaderno de poemas VIGA (enero 2016).

Sobre el apartado Cuaderno de notas poco o nada más que añadir, que lo que ya de por sí en él aparece. Lo escrito, escrito está. Aunque me gustaría referir su fragmentación, la manera en que están establecidos sus capítulos, basados igualmente en la obviedad del espacio-tiempo, sin embargo, dividido todo él según el Calendario Revolucionario o Republicano Francés (octubre de 1793 hasta septiembre de 1805), donde el año empezaba a las 12 de la noche del día que se producía el equinoccio de otoño, el cual el poeta Fabre d’Eglantiene puso toque literario al nombre de los meses. A saber: 1, Vendemiaire (el mes de la vendimia; recordemos que empiezan el año en nuestro septiembre); 2, Brumaire (el mes de las brumas); 3, Frimaire (el de la escarcha); 4. Nivose (el de la nieve); 5, Pluviose (lluvioso); 6, Ventose (ventoso); 7, Germinal (brotar); 8, Floreal (adornar, florecer); 9 Prairial (el de las praderas); 10 Messidor (el de las mieses); 11, Thermidor (el del calor); 12, Fructidor (el de los frutos). Los días de la semana, obviados en el cuaderno de notas puesto que se dividían en décadas (semanas de diez días), eran: Primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi y decadi. Aunque en este libro, la nomenclatura aparece castellanizada. La curiosidad del asunto me pareció original y una manera distinta de fraccionar un diario. Nada más. Por otro lado, el tercer apartado: Junkies, llevando el mismo proceso temporal de escritura lleva incorporado un fraccionado más personalista, referido a las personas que me acompañaron a lo largo de todos estos meses, he hicieron que mis pies sintieran de nuevo la dureza del suelo, que comprendiera que la realidad podía confundirse con la ficción en el momento en el que vivimos y que nos tocó en suerte. Algo más que justo es dedicarles a todos ellos este libro.

Además, el cuaderno de notas va acompañado, de un glosario fuera de contexto, el cual cierra cada capítulo del mismo. Organizado alfabéticamente, descontextualizado decía, si lo que en él traté fue descifrar, y de paso adjetivar, algunos aspectos del covénticulo literario contemporáneo en el que habito. Si bien, y al margen de mi diversión, mejor hubiera estado el haberlo dejado en su estadio concreto, tal y como otros, expertos en todo caso, habían concibido muchos de estos conceptos y términos que aquí recojo. Aunque, prácticamente en su totalidad, el significado es el que es. De cualquier modo, y en todo caso, se trata de palabras. Palabras que me acompañaron y quise asimilar durante el transcurso de este diario y que fui recogiendo por boca de otros, en los talleres y charlas que presencié, y en mis propias lecturas, en torno al mundo vegetal. Acaso me sirvieron para la curiosidad y el aprendizaje, y, por qué no, de mero entretenimiento.

Me hubiera gustado escribir sobre el amor, la felicidad y todas esas cosas de las que tratan los libros magníficos, de historias importantes; pero este es un libro de mierda, de un jardinero de mierda. En él cada mierda tiene su historia y cada historia su mierda. La mierda a pocos importa, solo a cerdos y moscas. Es decir, a los impertinentes y a los que hozan en ella. Tampoco es un libro de crítica, o denuncia. Se trata, en todo caso, de un libro que documenta una situación concreta en un tiempo determinado. Prosa, poesía, anotaciones diarias... la impronta textual de una experiencia vital propia, como vómito literario. Esto es lo que yo creo que es GardenJunkies, aunque quizá esté equivocado.

El autor

Valle del Kas. Septiembre de 2017. Un año después de casi todo.

Gsús Bonilla. GardenJunkies (Tigres de papel, 2017).

http://www.tigresdepapel.es/producto/gardenjunkies/

viernes, 17 de noviembre de 2017

LICENCIAS PARA ORBITAR por MARÍA JESÚS MARCOS ARTEAGA



Extraño el invierno, el vaho en los cristales, las ganas de estar en casa, la nariz roja, las manos congeladas, el frío penetrante. Extraño la nieve, la lluvia torrencial, la niebla, el olor a tierra, las mañanas victorianas y el sonido de la leña crepitando en la gloria. Extraño gritos de niños por las calles, ruido de vecinos, pandillas en bicicleta, cascos de caballos y carros… hasta los perros y gatos parece que escasean. Extraño multitud de chimeneas tosiendo sobre cielos blancos, fundiéndose ambos, inundando el ambiente de olor a humo, hogar, cuentos. Extraño entrar en otras casas sin tocar el timbre. Extraño, simplemente, esas casas que ya no existen y donde no había que anunciarse. Bastaba dar un grito por la puerta de atrás, con la certeza de una sonrisa agradecida y contenta de tenerte allí.

Extraño viejas costumbres de viejos y viejas que ya no están. Extraño a mi padre, que se fue una noche como esta, hace ya tres años...cuando subiendo a dormir, el aullido de cientos de perros me heló la sangre con un largo escalofrío. Sabía que estaban llamando a su pastor… y con ellos, al rato, se fue: silbando por la vereda. Días antes de irse, flotando sobre su nube, más ángel ya que otra cosa, me miró fijamente desde la ventanazul de sus ojos cosmonautas y me dijo: “tú, eres guapa”. Fue como si me clavaran una flecha y tuve que salir deprisa, conteniendo unos lagrimones que me nublaban la vista. No se lo decía a mi cara, demacrada por el cansancio y la tristeza acumulados, sino directo al fondo de mi alma, como una verdad sin fisuras, redonda y clara como la luna. Nunca sentí tanta luz de golpe, la misma que inundaba la casa entera desde hacía unos meses, cuando su carácter habitual, recio y templado, fue dando paso a otro que se preparaba para abandonar este mundo, dejándonos montón de anécdotas plagadas de humor: palabras y pensamientos en apariencia inconexos, adulterados por las drogas, que nos hacían llorar y soltar carcajadas a partes iguales y que en todo caso, terminaban taladrándote el corazón.

Extraño, en definitiva, la verdad de las cosas simples. Cuando vivíamos más que pensábamos. Sin medir el tiempo ni el miedo invertidos en causas tal vez ya perdidas. Extraño la pureza y la belleza de todo el que no aspira a ser nada distinto de lo que es.

Dónde andará Saturno esta noche… pareciera que me he tragado el planeta entero con todos sus anillos, que aquí me tiene divagando y taciturna con mi taza de turno… ay Saturno. Y luego pienso que qué necesidad tengo de andar aquí relatando estas cosas a un público multiforme, hiperestimulado o adormecido. Tengo menos necesidad que pudor, desde luego, y a pesar de todo lo hago: por el tributo debido a mis raíces, que me amarran bien firme a tierra, cuando siento que pierdo el rumbo. Licencias, tan sólo, para orbitar.

María Jesús Marcos Arteaga


jueves, 16 de noviembre de 2017

NO PASES FRÍO por CELESTE PÉREZ FERNÁNDEZ




Observo a una niña. Juega con un muñeco desnudo. Lo cubre con servilletas de papel; dice "no pases frío". Y lo olvida en una silla. En cierto modo, las palabras son también cunas abandonadas de supervivencias.

Celeste Pérez Fernández


martes, 14 de noviembre de 2017

UN HOMBRE GRIS Y OTROS RELATOS: Maica Bermejo Miranda.



Este es un libro para quien ha tenido alguna vez la necesidad de escapar de algo irremediable; para quien gusta rememorar el roce de una caricia sobre su piel, para quien ha buceado en el silencio de la noche cuando los acontecimientos del día se pasean por nuestra cabeza buscando respuestas.

La autora nos plantea dilemas como: ¿Te has preguntado alguna vez qué hay detrás de los seres anónimos que se cruzan en tu camino? ¿Qué consecuencia puede tener cuando las lenguas se confunden y se desconoce el idioma que hablan? ¿Qué peligros nos acechan en el vértice de lo desconocido? ¿Existe algo más allá de la vida? ¿Qué sucede cuando quedamos prendidos de los recuerdos? Y la historia ¿fue tal como nos la contaron? Las respuestas las pueden dar Pilar, experta en emboscar realidades; Margarita, la tejedora de sueños; Fernando, el viajero hacia ninguna parte; Isabel, la niña adolescente que se jugó el todo por el todo en aras del amor; Ojo de Halcón, el guerrero protector de su tribu; Ted Bundy, encantador de serpientes que encabezó la lista de los asesinos en serie, o Rosa, exiliada en su propia casa.

Si algo define este libro es la libertad. La autora deambula a través de los sentimientos por mundos y personajes dispares, sin nexo de unión entre sí, excepto, el calado humano de sus protagonistas. Contado en un lenguaje directo y cercano, alterna luces y sombras en veintiún relatos que sorprenden y emocionan al lector.

Veintiuna pinceladas que nos acercan a la cálida prosa de la escritora, que como un buen preludio, despierta nuestras expectativas y nos deja con ganas de más.


Maica Bermejo Miranda

(Guadix, Granada) Proviene de una familia que abrió su mente a través de diferentes vías que convergían en el amor al arte en todas sus expresiones. Ha colaborado en diferentes antologías y en las revistas digitales Kissabook, Hankover, Acantilados de Papel, Culturamas, Excodra Literatura y Extramuros. Sus cuentos "La Bruja de la lana" (2014), "La rueda del tiempo" (2015) y "Canción de Navidad" (2016) han sido seleccionados y publicados en el I , II y III Certamen Ángeles Palazón de cuentos de Navidad. Ha participado en los fanzines Vinalia Trippers "Duelo al sol" (2014) y "Healter Skelter" (2016). Forma parte del Proyecto "Escritores Perdidos-Un lugar para encontrar". Un retrato directo y frontal sobre la generación perdida de la literatura española. Se define como escritora autodidacta y compulsiva. Un hombre gris y otros relatos es su primer libro publicado.

lunes, 13 de noviembre de 2017

LLAMADA por MARCOS MATACANA MARTÍN



cuando por fin los cuerpos se separan
Vicente Aleixandre

Como un silbido a veces, como un grito,
astillas de cristal en la garganta,
la percepción del frío y el metal
del agua que en el mar es obsidiana,
sobre la piel quemada, cicatriz
que añora ahora en vano las heridas;

o es el aplauso rutinario y triste
de cuerpos que entrechocan cuando se aman
y tejen un capullo con la seda,
o el vaho en el espejo que algún día
el tiempo nublará sin que ya importe
la imagen que refleja si no es tuya.

Y no sentirte más, y no sentirse
tampoco en otros cuerpos, ni ser nadie,
mirar al frente y solo ver vacío;
volverse y ver que atrás no queda nada.

Saberse un eslabón de la cadena
de nombres que son polvo y no ser más
que el monstruo con grilletes que la arrastra.


Marcos Matacana Martín, de Silva de varia erección (Cuadernos de humo, 2017).

lunes, 6 de noviembre de 2017

TEMBLOR por GASPAR MOISÉS GÓMEZ




Esa es la palabra: temblor.
Lo que queda después de la ceniza
que nombramos, ya libre de su sombra
temporal. La paloma en el mármol
sacrificada hasta la última cruz
de su aliento. Lo que no veremos
después de ver, a tientas, ese espacio
de la mujer amada. La palabra
que nace después de escribir
sobre ella la Palabra. El vacío
en que resuena el orbe. La naturaleza
luminosa, sin ojo que la vea.
Sentida sólo en sus agudos límites.

Sólo eso quisiera dejaros
cuando, después de muerto, me leáis
y cante yo en el dominio de la muerte.


Gaspar Moisés Gómez, de Edén perdido y otros síntoma (Eolas Ediciones, León, 2014)

sábado, 4 de noviembre de 2017

QUERER NO ES PODER por RAMÓN GUERRERO




Es cierto. A veces me pierdo en los matices.
Pero están tan bellas, tan bien arregladas que la senda interna
solo es un tránsito,
el velo que cubre el deseo y la delicia
hasta la última y negra
fuente de la vida.
La vía es oscura y el tesoro tan,
tan anhelado...
Hace más de mil años que amanece,
siempre girando la flor del reloj,
sus horas enloquecidas
de gusto en el dulce juego del fuego,
del fuego de la belleza que
es arquitectura que no arde,
pero muerde el olvido
y lo que ha de venir.
El lecho nunca es eterno,
aún siendo viejo.
Lanzo la flecha, la más alegre
y triste a un tiempo.
En cada boca abierta,
un caballo indeciso.
En cada soledad, una carencia
que jugará en la playa
con algún que otro grito de esperanza.

Ramón Guerrero


jueves, 2 de noviembre de 2017

CON TINTA, EN PAPEL SEDIENTO por JULIA ROIG




En las palmas de mis manos vienen marcados los surcos/caminos.
De ellas también mana la urdimbre del vocabulario del ojo,
para empuñar mis recuerdos tramposos sobre la hoja,
o abrirme por dentro y hacer autopsia de la pena y sus escorias.
Con la luz restada de la tarde, desembocarme,
enjuagarme el tiempo perdido,
en mares misteriosos que brillan como los labios, como la locura.
Y escucharme, por dentro.

Y así decirme, con tinta, en papel sediento,

Que

consideré los cuerpos ciudades, me adentré,
errando calles,
confundiendo trazados,
alabando arquitecturas.
Emborrachándome en ellos.
Lamí sus tugurios.
Fui vaho en la madrugada de algún coche.
Desperté varias veces.
Limpia y plena en ocasiones.
Amnésica y rotunda en otras.
Amé las resacas y me dejé conmover
por las palabras y gestos en oscuros callejones.
Me infecté de profundidad.
Reina bipolar,
roca en la paciencia,
pluma en el fuego.
Olvidé mi densidad y me atravesaron huracanes,
cíclopes de lluvia envenenados de ego.
Esponja, hembra,
tan tóxica, impura
como niña despeinada en tus campos.
Me aferré.
Desnutrida y lírica.
Incansable, extranjera en tu carne.

Hurgué cavé en el corazón,
flirteé con mi propio desprendimiento,
la idea de no volverme a mí misma.
Yegua sacrificada,
desdibujé tus lindes y emergí del dolor,
de las ruinas,
de los glaciares que nacen de un adiós.

Me desfiguró la congoja de sentirme perdida por un momento.

Contemplé la grieta e imaginé la fuga del amor,
como un idioma que desaprendemos de no usarlo,
como un cántaro de dicha líquida golpeando mi propio suelo.
Con el vientre exaltado,
delinquiendo con saña en mi hondura,
apreté la mandíbula,
improvisé itinerarios en avenidas incendiadas y desconocidas,
y me revelé de nuevo aprendiz y tropezada,
reconociendo la vida un esbozo constante.
Desplegué el arrecife, prendí hogueras,
escuché mi pulso acelerado,
toqué pie en mí misma.
Y volví a respirar reconciliada con el animal que me habita.


Julia Roig, del blog Miss Desastres Naturales.