terminábamos de cenar
y con una silla
enana
tardabas poco
en colocarte
a la puerta de casa
como el resto de los oriundos
a tomar el fresco
era en esas noches
en veranos inmensos
calurosos
pegajosos
castellanomanchegos
en las que con maestría
me acojonabas
con historias
de bichos y seres irreales
de cómic
o historieta
y todo ésto
antes de ir a la piltra
dormir en calzoncillos
sin aire acondicionado
ni ventilador
ni ventanuco que valga
en un cuarto
al fondo de la casa
que podía sustituir
a una sauna
rollos
los tuyos
que ahora
se me antojan
puro chiste
pero esos días
entre las sombras
sábana
y colcha
eran mis escudos
ante el miedo
que me inducías
y con una silla
enana
tardabas poco
en colocarte
a la puerta de casa
como el resto de los oriundos
a tomar el fresco
era en esas noches
en veranos inmensos
calurosos
pegajosos
castellanomanchegos
en las que con maestría
me acojonabas
con historias
de bichos y seres irreales
de cómic
o historieta
y todo ésto
antes de ir a la piltra
dormir en calzoncillos
sin aire acondicionado
ni ventilador
ni ventanuco que valga
en un cuarto
al fondo de la casa
que podía sustituir
a una sauna
rollos
los tuyos
que ahora
se me antojan
puro chiste
pero esos días
entre las sombras
sábana
y colcha
eran mis escudos
ante el miedo
que me inducías
Ángel Muñoz Rodríguez Voltios, inédito.
gracias vic, de veras, gracias tío.
ResponderEliminarMuy bueno, me alegro de ver este poema por aqui.
ResponderEliminarUn saludo a los dos.