miércoles, 25 de marzo de 2009

¿Cuánto hace que no oyes a Bukowski?


La revista argentina Lamás Médula, nos envía un correo presentándonos su último número, en el que han colgado 10 poemas de Bukowski en castellano e inglés y con archivos sonoros en los que el viejo indecente los recita (entre ellos, por cierto, está El genio de la multitud, que Lukas Rodríguez bordó al leerlo hace ya ¡casi un año!, cuando presentamos Resaca en la FNAC de Callao).
Podéis leerlos aquí.

Y ahora uno de los poemas: 

Me calentaba
ella me calentaba, me calentaba tanto
que no quería que nadie más la tuviera
si yo no llegaba a tiempo
ella se hubiera ido y yo no hubiera soportado eso
me volvería loco...
era estúpido, lo sé,
pero estaba atrapado con ella, estaba atrapado.

repartí todas las cartas
y después Henderson me puso a andar de noche
en un camión viejo del ejército,
una mierda que empezó a calentarse a mitad de camino,
y la noche continuó
conmigo pensando en cómo me calentaba Miriam
y saltando dentro y fuera del camión
llenando bolsas de correo.
el motor seguía calentándose
la aguja de la temperatura estaba al tope
caliente, caliente
como Miriam.
saltar adentro y afuera
tres envíos más en la estación
esperando para que Miriam y yo entráramos y ella se sentara en mí 
con un whisky
cruzando sus piernas y moviendo los tobillos.
dos paradas más
el camión parado por el semáforo, era el infierno
patearlo
de nuevo
tenía que estar en casa a las 8, las 8 era lo máximo que Miriam toleraba
hice el último envío y el camión
media cuadra desde la estación...
iba a arrancar, iba a arrancar...
cerré las puertas, puse la llave y dejé
la estación...
tiré las llaves...
el camión de mierda se detuvo por el semáforo
grité
corrí por el hall, puse la llave en la puerta,
la abrí... estaba su vaso de whisky, y una nota:

hijo de puta:
esperé hasta las 5 después de comer
no me amás
sos un hijo de puta
alguien va a amarme
estuve esperando todo el día

Miriam

me serví un trago y dejé correr agua en la bañera
había 5.000 bares en la ciudad
y yo recorrería 25 
buscando a Miriam
su osito de peluche violeta sostenía la nota
apoyada en la almohada
le di un trago al oso, uno a mí mismo
y dejé que el agua
me calentara.

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