jueves, 13 de noviembre de 2008

Las paredes desnudas, de José Ángel Barrueco



LAS PAREDES DESNUDAS

en aquellos tiempos
no estudiaba mucho
iba al instituto a pasar el rato
y me la soplaba todo
menos el cine, claro
y las mujeres, joder
y los libros, desde luego

una tarde regresé con el boletín de notas
repleto de ceros, de suspensos, de insuficientes

fui a la habitación
aguardando la tempestad
en forma de padre furioso

y se produjo

primero me abroncó
pero no recibí sopapos
(eso solía estar reservado para mi hermano)

luego pareció enloquecer
sus labios soltaban la saliva propia
de los perros que han contraído la rabia,
salpicando el parquet y las paredes

después decidió el castigo
y el castigo incluía no salir de casa
no volver al cine, no salir de juerga

y, aún peor, empezó a desnudar las paredes de mi cuarto

las despojó de los afiches, de las fotos de las actrices,
de las secuencias de películas, de las banderas, de las postales,
de las gacetillas, de los recortes, porque decía que todo eso me
estaba distrayendo de los estudios y de mi deber en clase

las paredes quedaron blancas, desnudas, como muros
de un hospital para niños o un reformatorio para jóvenes

lo quitó todo, sin piedad
mi madre trataba de calmarlo

yo, a mi pesar, entonces era más débil que ahora
así que las lágrimas fluyeron mientras mi padre arrojaba
mi mundo al suelo, aquellos ídolos en los que había gastado tanto tiempo.


Poema de José Ángel Barrueco, de su poemario inédito Le aplastaré con mis versos.

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