jueves, 31 de marzo de 2016

PELÍCULAS PARA LA PENUMBRA en LA TORMENTA EN UN VASO



En el año 2011, la editorial Eutelequia sacó a las librerías Cult movies. Películas para llevarse al infierno, un libro donde el escritor y poeta leonés — una de las voces más destacadas, si no la principal, del underground español—, Vicente Muñoz Álvarez (Leon, 1966) seleccionaba un centenar de películas que, para él, resultaban de inexcusable “visionado”, o quizás “videado”, por utilizar su expresión, ya que la mayoría de ellas no se proyectan regularmente en cines ni en televisiones, y para poder verlas hacía falta muchas veces un esfuerzo de rastreo y casi de investigación policial para conseguir hacerse con una copia, a pesar de los inmensos almacenes que uno puede encontrar en la Red. Pero en todos los casos de aquel libro, el esfuerzo merecía la pena y el fruto era encontrarse frente a una película distinta, extraña, inquietante, salvaje…

Vaya por delante que las películas que Vicente Muñoz recomendaba en aquel libro, al igual que las que recomienda ahora en este que acaba de aparecer, Películas para la penumbra, no están significadas seguramente por su calidad técnica, o por su excelente argumento, o por la magnífica interpretación de sus actores. A veces también, pero en todo caso no se trata de películas recomendables “al uso”, sino de películas que destacan y a las que se les rinde culto (tomo palabras del prólogo): «por lo crítico, lo atípico, lo raro, lo grotesco, lo perverso, lo incómodo, lo hiriente, lo hipnótico, lo arrebatador». Películas, en resumen, que despojan al cine de ese papel que muchas veces quiere dársele de mero vehículo de ocio y entretenimiento y le devuelve esa otra función, que para muchos directores y espectadores es la idónea, que es servir para expresar lo que quizás no podría expresarse de otro modo, el mundo de las pesadillas, de lo inefable, de lo oscuro…

Este es el factor común de las 132 películas ahora seleccionadas y por lo que son, o merecen ser tenidas, como películas de culto. En la mayoría de los casos se trata de filmes marginales, proyectados en círculos minoritarios o que han tenido un efímero paso por las salas, pero nos encontramos también con películas que, pese a todo, podrían calificarse de exitosas, incluso de comerciales, como Moby Dick, de John Huston, o varias películas de Polanski, que se distinguen, en último caso, de las películas digamos “corrientes” por buscar un planteamiento distinto, original, insólito y hasta contrario a lo establecido.

Son películas que buscan retratar lados oscuros, comportamientos febriles, aspectos morbosos. El recopilador de ellas, Vicente Muñoz Álvarez, se manifiesta en muchas páginas del libro amante de lo grotesco, de lo truculento, de lo escalofriante, y declara su pasión por el fantaterror, las historias vampíricas y de ultratumba, así como por la psicodelia y los comportamientos alterados, pero en su selección hay películas como Harold y Maude, de Hal Ashby, o la impresionante Atlantic City, de Louis Malle, donde la cuerda de lo habitual se rompe por el lado de lo tierno y humano. También en cintas como ¿Qué fue de Baby Jane?, de Robert Aldrich, donde las más brutales pasiones humanas son suficientes para trasladarnos a esa realidad inquietante.

El periodo que Vicente Muñoz Álvarez cubre es prácticamente toda la historia del cine, desde los años 20, con Las manos de Orlac, de Karl Freund, hasta la muy reciente Searching for a sugar man, de Malik Bendjelloul. Por el camino, todo un conjunto de filmes dignos de culto, y la especial predilección del autor por el “giallo” italiano y, recientemente descubierta, por el cine de terror mexicano de los años 60.

En su nómina de películas y autores hay también un apartado, y no de los más pequeños, para los cineastas españolas, entre los que destaca a Carlos Saura, algunas de cuyas películas ya registró en el libro anterior, y otras como Cría cuervos o Elisa, vida mía incluye en esta selección. Desde Fata morgana, de Vicente Aranda, a Morbo, de Gonzalo Suárez, pasando por El extraño viaje, de Fernando Fernán-Gómez, Mi querida señorita, de Armiñán, y varios filmes en los que interviene el gran José Luis López Vázquez, el autor hace mención de, al menos, una decena de películas españolas dignas de figurar entre las más auténticas.

En resumen, un libro necesario para el cinéfilo o para quien considere el cine como un arte con todas sus consecuencias y no como un simple pasatiempo comercial. Pues como tal arte, debe buscar una forma de expresar lo turbador y lo conmovedor. A estos, sin duda, les resultará de mucha utilidad este listado de películas, como manera de guiarse en medio de la avalancha de filmes insustanciales, películas de temporada o proyecciones simplemente vacías.


Excodra, Madrid, 2015. 182 pp. 15,90 €

Miguel Baquero, en La tormenta en un vaso.



miércoles, 30 de marzo de 2016

LOS CANTOS DE MALDOROR según MIGUEL ÁNGEL MARTÍN



Isidore Ducasse (1846 - 1870), más conocido como Conde de Lautréamont, autor de Los Cantos de Maldoror (Les Chants de Maldoror, 1869) fue, sin duda, un inclasificable romántico, un avanzado a su tiempo.

Eso mismo dice Alejandro Castroguer en el prólogo que escribe para esta edición de Los Cantos de Maldoror (ilustrada por Miguel Ángel Martín y con un ensayo a cargo de Francisco González Fernández), que:“literariamente, Isidore Ducasse fue un viajero rumbo al futuro, un adelantado a su tiempo, un visionario. Sus escritos, muy escasos, no fueron otra cosa que una sonda lanzada en dirección al siglo XX con el vivo deseo de hallar lectores que comulgasen con su credo estético.”

La obra, escrita entre 1868 y 1869, que nos ha llegado diseminada a lo largo seis "capítulos" (Cantos, como los llama el autor), es una oda al mal, un despiadado y nihilista ataque al ser humano, un cruento diálogo racional entre la ciencia y la espiritualidad, que hace gala de una belleza tan macabra y grotesca, una complejidad métrica y matemática tal, que obligará al lector, aún en contra de su voluntad, a zambullirse en los mares de tinta de sus palabras y verse arrastrado por las atormentadas corrientes de los pensamientos de su protagonista: Maldoror.

No es este un libro fácil, en absoluto; más bien al contrario. Por más que su lectura se antoje sorprendente y todo un manantial de hallazgos estilísticos y lingüísticos, y haya hechizado a artistas de toda índole a lo largo de los años (André Breton, Salvador Dalí, Max Ernst,…), ya el propio Ducasse, por boca de su protagonista, su ángel caído, advierte al lector nada más comenzar este libro, inclasificable y de culto: “No es bueno que todo el mundo lea las páginas que siguen; sólo unos pocos saborearán este fruto amargo sin peligro…”

Poco se sabe en verdad, más allá de conjeturas y rumores, de la enigmática figura de Ducasse, casi tan poco como de la verdad que se esconde detrás de este libro tan oscuro como mágico, tan decadente como necesario; eso sí, uno, al terminar su lectura, no puede por más que preguntarse qué horrores mentales habría conocido Ducasse para, con apenas veintitrés años, escribir el relato, tan indispensable como reprobable, de un personaje que bebe directamente de Byron, Mickiewicz, Goethe e incluso del mismísimo Satanás.

Lector, haznos caso y aléjate cuanto puedas de este libro ahora que estás a tiempo; y, ten presente, cuando lo sostengas entre tus manos temblorosas, cuando tu cordura te abandone para siempre que, tanto Ducasse como nosotros, te advertimos previamente de los peligros y horrores que estas páginas encierran.

Ilustrado por Miguel Ángel Martín
Prologado por Alejandro Castroguer
Ensayo de Francisco González Fernández



lunes, 28 de marzo de 2016

SANDRA EN EL PAÍS DE LA SEMANA CERO



RESEÑA:

Sandra en el País de la Semana Cero es un conjunto de siete cuentos, en principio, no relacionados entre sí... salvo por su personaje principal, Sandra, quien representa a la infancia y a la juventud abriéndose paso en la vida desde esa Semana Cero, en que todo comienza...

CUENTOS

I. Sandra en el País de la Semana Cero
II. El perro y la flor más hermosa del mundo
III. La luz de la fluorescencia
IV. Sandra en el País del Centro de la Mañana
V. El arco iris de la ventana
VI. Sueños mágicos
VII. El oso polar

AUTORES

Blanca Fernández Portas (Barcelona, 2005). Con sus diez añitos en el momento de elaboración de este libro está comenzando a desarrollarse en el mundo del arte, tanto en literatura, como en pintura y música. Sandra en el País de la Semana Cero es su primer libro de cuentos, donde participa tanto ilustrándolo como con varios de los textos.

Rubén Darío Fernández (Madrid, 1978). Biólogo, doctor en Neurociencias, escritor, editor y director de Excodra (Revista, Editorial, Ciencia y Arte en Barcelona, Radio, Jams de Poesía y Teatro). Ha publicado varias novelas y narrativas breves disponibles en esta misma editorial.

Raquel Calvo. Fotógrafa, autora del libro Live is Life, sobre el mundo de la música en Barcelona durante los años 2008 a 2012. En Sandra en el País de la Semana Cero Raquel Calvo deja su mágico sello fotográfico para dar aliento y realidad a los cuentos que componen el libro.



sábado, 26 de marzo de 2016

DESDE EL MAR A LA ESTEPA



DESDE EL MAR A LA ESTEPA
(Antología de poetas del sudeste español)
Colección: Chamán ante el fuego – 1 

Antología de poetas del sudeste español (Albacete, Murcia y Cartagena). En ella aparecen 29 autores de ambas provincias, territorio éste emergente en el ámbito poético nacional como avalan los numerosos premios conseguidos: Premios Adonais de Poesía, Premio Antonio Gala, Premio Arcipreste de Hita, Premio Nacional de Poesía Radio 3, Premio Alegría, Premio Hermanos Argensola, Premio Antonio Machado, Premio Dionisia García, Premio Fray Luis de León, Premio Jaime Gil de Biedma... Autores tales como Ángel Paniagua, Antonio Rodríguez Jiménez, Javier Lorenzo Candel, Andrés García Cerdán, Rubén Martín, Cristina Morano, Antonio Aguilar... Autores, premios y publicaciones, fruto del trabajo de estos últimos veinte años de colaboraciones, recitales y unión de todos ellos reflejado en varias publicaciones (Cátedra, Visor, Hiperión, Huerga & Fierro, Pre-textos, La isla de Siltolá, Editorial Balduque...) Antología de una realidad, de un reflejo. Es el momento de incendiar el mar y la estepa.



PALABRAS PREVIAS

La salida, el comienzo de algo que no ha sido, y aporta un bien, merece celebración. A Chamán Ediciones corresponde el protagonismo por ser una propuesta valiente. Los fundadores de esta editorial, Ana Toboso y Pedro Gascón, saben que la tecnología ha reducido el sentido del pasado y el futuro, como nos dice Jonah Berger. Sin embargo, saben también los editores que somos memoria, y no podrá la técnica malograr el esfuerzo del humano, la necesidad de dejar huella (recordemos que gracias a los papiros, los investigadores han dado luz a la historia de la humanidad). No sabemos si los medios técnicos actuales, en lugar de ser herramientas muy válidas, se diluyan en favor de otros intereses. Mientras tanto lectores, más de cuantos podemos calcular, preferimos el libro. De ahí el elogio hacia quienes se implican en esta aventura.

Desde el mar a la estepa es un título hermoso, coherente por el origen de los participantes y la atmósfera de su poesía. He vivido en Albacete, Cartagena, y resido en Murcia desde hace más de cuatro décadas. No he perdido el contacto humano y cultural con cada una de estas ciudades; agradecida a sus invitaciones y propuestas. Son mis “patrias”. En Albacete tengo amigos que han llevado a cabo y llevan proyectos trascendidos fuera de “sus fronteras” en favor de la cultura, con esfuerzo y trabajo admirables. Antologías de narrativa, revistas como Barcarola, La siesta del lobo, y tantas otras publicaciones en las cuales he sido invitada a participar, sin dejar atrás las actividades de la Facultad de Humanidades y Los poetas de la Confitería. Mantengo contactos con las personas que me acogieron en mi primera ciudad.

La estancia en Cartagena, durante seis años me llevó a conocer a escritores que venían de muy atrás y sabían del Mar y la estepa: poetas, narradores, pintores con quienes todavía me reúno junto al mar de los veranos, y sigo aprendiendo de su saber. Uno de estos poetas impulsó encuentros con participantes de todo el mundo. Los encuentros tuvieron lugar en Cartagena y Murcia, también propiciaron intercambios entre Oriente y Occidente. A dicho poeta, cuyo nombre está en la mente de todos, le debemos la expansión multicultural y enriquecedora, con el nombre de Ardentísima que despertó expectación en países como Argentina, Puerto Rico y tantos otros.

Murcia es “mi casa”, bajo su amparo han ido apareciendo los libros. He contado con apoyos para diferentes proyectos, siempre desde la cercanía y el aprecio.

Las intervenciones como coeditora en tareas editoriales dieron su fruto. En primer lugar fue Tránsito, una revista donde se alternaba la crítica y el poema, con participación de autores y pintores de todo el país. 

Begar ediciones fue un proyecto ilusionado que aportó libros compuestos a mano, con caracteres Ibarra y Elzeviriano, en la imprenta Sur (hoy Dardo) de Málaga. En las páginas de dichos libros se recogieron poemas de autores altos. Lamentable su desaparición tras la salida del volumen noveno. Sin embargo valió la pena; como toda lucha también tuvo sus gratificaciones.

Auguro a esta editorial, dirigida por Ana Toboso y Pedro Gascón la buena suerte que merecen por hacer realidad una idea y saber elegir a los antologados que, sin duda, no defraudarán.


Dionisia García

EL CHAMÁN ANTE EL FUEGO



El viejo Chamán enciende el fuego. Se sienta ante las llamas. Bebe de su cuenco y espera el trance. Cierra los ojos. Respira profundamente. Se deja llevar. Ya oye el mar. Ya oye la estepa. Ya es el Uno y el Todo.

***

Cuando de casi todo hace ya veinte años... escribía con nostalgia Gil de Biedma recordando sus años de juventud y formación. Han pasado ya veinte años y los autores que aquí aparecen siguen todavía escribiendo, fomentando la cultura, publicando libros, ganando premios, realizando recitales aquí y allá, y lo mejor de todo, aún siguen unidos en la distancia y los unos se leen a los otros, y los otros apoyan a los unos en un alarde de pasión por la Literatura y más en concreto por la poesía, ese género tan humanístico y necesario en estos años de barbarie e ignominia. 

Han pasado ya muchos años desde que en este territorio que huele a mar y a estepa aquellos jóvenes comenzaran a publicar sus revistas, fanzines y sus primeros escritos. Recordemos la revista Thader, todo un mito en la escena murciana, que el poeta Andrés García Cerdán (puente en la frontera) transportara desde Murcia a Albacete dando a conocer a autores nuevos, jóvenes e inquietos. O Isla desnuda, aquella publicación nacida en un instituto de la capital del llano, fundada por Antonio Rodríguez Jiménez, Miguel Úbeda y Pedro Gascón, que se “desnudó” en aquel encuentro de revistas literarias organizado por el Aula de Poesía de la Universidad de Murcia que coordinara Isabelle G. Molina. Ese Aula de Poesía germen y aliento de toda una generación de autores, muchos de ellos aquí representados. Gracias a ella se publicaron primeras obras como Los nombres del enemigo de García Cerdán o Las rutas del Nómada de Cristina Morano, entre otros títulos y antologías colectivas.

Pero sería injusto no hablar de otras muchas publicaciones que asumieron un papel fundamental en la formación de estos autores. Podríamos hablar de muchas como Carpe Diem, que fundara Matías M. Clemente, o La casa subterránea de Antonio Aguilar, junto a aquellas dos publicaciones de Los cuadernos portátiles, donde José Óscar López y Diego Sánchez Aguilar vieran publicados dos libros (Los nuevos dioses y Desde el vientre de la ballena). También ADN o Adentros de la polifacética Mercedes Díaz Villarías. O Amalgama de Vicente Velasco Montoya y El coloquio de los perros, aún hoy en activo tras años de esfuerzo y trabajo de Juan de Dios García y Ángel Manuel Gómez Espada, ambas publicaciones desde Cartagena. También Los deseos, aquella efímera e intensa publicación de Andrés García Cerdán que comenzara a incendiar el llano. Más adelante la revista Hache coordinada por Cristina Morano y Héctor Castilla. Y que decir de aquella antología que seleccionara el poeta Arturo Tendero: Generación Fanzine. Poetas de Albacete para el siglo XXI, donde se dejaba un fiel reflejo de la situación de la poesía más joven del momento en la ciudad de la estepa. Y aquellos recitales poéticos de la Feria de Albacete (Jaufre Rudel) donde se unieron poesía y música y donde autores de ambos territorios conectaron en recitales conjuntos. Muchas publicaciones, algunas desaparecidas, y actos que hicieron de pilar y soporte a lo que hoy en día encontramos.

Han pasado los años, seguimos gozando de la presencia de esos autores. Ahora La Galla Ciencia de Noelia Illán Conesa cacarea por aquí y por allí. El coloquio de los perros continúa su diálogo canino mordiendo y ladrando a favor de la cultura. José Alcaraz y su Editorial Balduque fomenta la poesía desde Cartagena. El festival Fractal Poesía se ha consolidado con su quinta edición y la multidisciplinariedad de su contenido “avivando el fuego” (Rubén Martín, Lucía Díaz Plaza, David Sarrión, Javier Temprado, Matías M. Clemente) Se han llenado nuestras manos de libros y premios, fruto todo de una época. Han aparecido nuevas voces (Javier Temprado, Milagros López, Constantino Molina Monteagudo, Idoia Arbillaga, Gracia Aguilar) unidas a las que arrastraban sus alas tiempo atrás preparadas para el vuelo (Francisca Gata Amate, Javier Lorenzo Candel, José Daniel Espejo, Ángel Paniagua). Hoy muchos de los aquí presentes gozan de lectores, de unas maravillosas y contundentes obras. Premios como el Adonais, el Fray Luis de León, el Hermanos Argensola, el Antonio Machado en Baeza, el Antonio Gala, el Dionisia García, el Alegría... publicaciones en Hiperión, Bartleby, Pretextos, Valparaíso, Rialp, Huerga y Fierro, Balduque,Visor, La isla de Siltolá... han dado fondo y forma a un trabajo bien hecho, a una conciencia del aquí y ahora. 

Es el momento de incendiar el mar y la estepa.

***

Sentado frente al fuego, el Chamán recita una vieja canción. Una retahíla de antiguas palabras llegan a su boca. Aspira el seco viento estepario. Se levanta y danza ante las llamas. Arde la estepa y su fuego llega hasta el mar calentando las aguas en la orilla. La playa también es una danza de luces y sonidos. Desde el mar a la estepa, predicando en el desierto, este Chamán dibuja en las oquedades de las paredes la amplitud de sus visiones y las mágicas palabras dictadas por otros, por las almas del páramo y de ese mar estepario.


Chamán Ediciones


viernes, 25 de marzo de 2016

NATACHA GONZÁLEZ: Microrrelatos.



Fui a comprar cianuro al mercado negro, era muy caro. Pensé en otra manera de aniquilarme, pero todas las que se me ocurrían eran muy sangrientas; dudé en poder hacerlas eficaces. El veneno siempre me cautivó. Mi abuela lo utilizaba para las ratas, me encantaba ver como se retorcían en el patio después de haberlo ingerido en una acertada mezcla dulce que la Yaya preparaba. Nunca desconfié de ella cuando me hacía la comida, la veía manejar tantos ingredientes, incluso bolsitas parecidas a las de aquel día con las ratas. Una tarde mi abuelo comenzó a sentirse mal, nunca supimos que era, los médicos no dieron en el clavo. A su piel se le caía el color. La abuela decía que era la edad. Le creí. Una mañana mi abuelo no despertó, todo fue rápido, nadie lloró. Ese día me pusieron un vestido oscuro, salí al patio, no quería escuchar a la gente que venía a abrazar a la viuda. Una rata se acercó a mis zapatos, comenzó a olerlos, era inmensa, nos miramos por un instante, nunca había visto unos ojos tan oscuros. 

*

Papá siempre estaba borracho. Mamá llagaba tarde. Eran las tres de la mañana. Habían cucarachas por todas partes. Nunca llamaron al tipo de las plagas. Recuerdo que el año anterior había dicho que las exterminaría. El tarro del dinero para urgencias estaba vacío. Durante meses papá merodeó ese frasco, tomaba algún billete a escondidas para terminar inconsciente en el sillón de la sala.
En aquellos días cumplí doce años, nadie lo recordó. A mi padre no lo conocí, ese que estaba en el sillón babeando, había llegado cuando yo tenía seis años: "llámame papá". 
Llevaba semanas con dolor de vientre. Me habían crecido las tetas, tenía un acné insoportable. Vivía en una casa abandonada por dos adultos, y la puta naturaleza se empeñó en imponerse para joderme una infancia que jamás pude iniciar.

*

La vida decidió vomitarme en alguna estación abandonada a las afueras del pueblo. No tenía edad para entender nada. O quizá era tan duro lo que sabía que mi cerebro se había blindado. Decidí refugiarme en un granero abandonado. Lo adapté a todas mi necesidades, que no eran muchas. Viví en él un largo periodo, hasta que apareció el dueño con ganas de recuperarlo. No hablaba mi idioma, no entendía nada de lo que gritaba, me agarró con fuerza el brazo para zarandearme. Recuerdo aquella tarde con una nitidez escandalosa. El tipo era muy grande, tenía una barba inmensa. Sé que cerré los ojos y apreté los puños. Ni siquiera aquel día la vida quiso rescatarme. Aún me duelen las heridas, detesto mi sexo. Era mi hogar, solo quería que los días se marcharan sin hacer daño. Pasó mucho tiempo antes de poder desatarme, deseaba escapar, pero las piernas no me respondían. Pude arrastrarme hasta una pared, quedé oculta tras una pila de heno. Había una horca algo oxidada, me agarré a ella, cerré los ojos. Recuerdo despertar completamente ensangrentada, no sentía ningún dolor, seguía aferrada a ese mango con tanta fuerza. Alcé la vista y ahí estaba él, su barba rozaba mi cabeza, tenía los ojos abiertos llenos de furia, la garganta de par en par atravesada por los dientes de aquella horca. Toda su sangre se había vaciado en mi cuerpo, pensé en la puta vida, y en esa manera que tenía de escupirme.

*

Salió de la iglesia, era tarde, el sol se desplomaba violentamente sobre él. Aquella corbata lo ahogaba, el domingo también. Detestaba ser el tipo que fingía ser. Y la biblia que apretaba bajo su brazo no le salvaría de nada. Andaba, pero el muro de la iglesia seguía a su izquierda. Era inmenso. Como una especie de conciencia que se prolongaba sin piedad. Se detuvo. La calle siguió su ritmo sin él. La señora que paseaba con el perro, el niño protestando a su madre por no haberle comprado no se qué, la monja que camina en silencio. La miró, ella supo que la miraba, se acercaba, él giró rápidamente la cabeza hacia el muro, la religiosa bajó la suya a la acera. Ambos fingieron no haberse visto jamás, aunque supieran que los dos son prójimos de una misma realidad.

*

Me casaré el martes de la semana que viene. No sé por qué hay gente que huye del matrimonio. A mí me fascina. Es la sexta vez que lo hago. Nunca he tenido que divorciarme. Ni ellos. Sé que fueron felices conmigo. Les lloré a cada uno en su tumba. Lloré mucho. Siempre llovía el día antes de sus muertes. La lluvia me deprime hasta extremos irrefutables.


Natacha González


jueves, 24 de marzo de 2016

DOS POEMAS DE 'ANESTESIA' DE INAXIO GOLDARACENA





PIEL DE CORDERO

Malherido
por el puñal de la vida,
cierras los ojos
e intentas dormir

Atas a las sábanas el olvido,
escondes el miedo tras los párpados
y enumeras ovejas hasta el infinito.

Nunca
el lobo desaparece


OBSESIONES

Para Mikel Sanz

Con frecuencia reflexionas
sobre las horas que has dedicado
a pensar en lo que nunca fue.
Tanto vértigo y desperdicio,
tanto protegerte ante el futuro
y todavía sigues vivo.

Cada vez
lo ves más claro.
Se hace más nítida
aquella pérdida de tiempo.

Pese a todos
continúas pensando

por si acaso


www.bailedelsol.org

IGUANA por PABLO MALMIERCA




Un miembro amputado
yace lacerado
sobre las alambradas de la realidad.

El afuera,
el silencio,
un grito limpia el hollín de tu herida.
El oído se retuerce de dolor,
un sabor,
la herrumbre en tus labios.

Y la fuerza,
el muñón se desangra,
sabor a desgracia,
el pulso que anega los pensamientos.
De nuevo la fuerza
se retuerce,
la flor de la carne nueva.
Regeneración sin nervios,
dermis sin conexión,
ausencia de dolor.

Anomalía,
preparada para el combate,
vuelves a despertar en la trinchera.


Pablo Malmierca, de dD (PiEdiciones, 2016).

http://piediciones.webnode.es/products/dd/

https://www.facebook.com/LibrodD/?ref=ts&fref=ts

miércoles, 23 de marzo de 2016

OVNIS EN LA NOCHE AMERICANA




Autodestruirse
es sentarse a esperar
en el edificio abandonado
el inicio de la demolición.
Al atravesar el umbral,
inhalar
el fulgor negro de los escombros
y cerrar los ojos
para recordar la ternura
con la que los seres unicelulares
se amaban asustados
bajo la tierra.

Cuando todo caiga,
las pupilas sucias por el polvo sistemático de las cosas,
la detonación salvaje de los colores,
como si un cuadro de Chagall
fuese cosido a puñaladas por un perturbado.
Embadurnarse los cuerpos sobre la cama chirriante
para la resurrección sosegada de los pájaros.
Cuando todo caiga,
caminar
por los campos amarillos
hacia un crepúsculo de luces arrasadas
donde gente delgadísima,
en los huesos,
muere sonriente en la cruz
en un videoclip de Nirvana.

Lo dijo Burroughs “no hay nada, solo conflicto”
mientras soñaba
con revólveres y manzanas intactas.
Kurt Cobain después de visitarlo en su casa de Lawrence (Kansas),
se llevó bolsitas naranjas, llenas de heroína, a su caravana.
Al rato
llamó a su madre por teléfono
para contarle
que todas las noches
soñaba
con el vestidito azul de Judy Garland.

*

Es
difícil
horadar la tierra
con las manos
y buscar
a Kurt
entre las piedras y las lombrices
que nunca han visto el sol.
Cavar y cavar
con el estribillo de “All Apologies”
metido en lo más hondo de la cabeza.
Esos dibujos animados de cuando eras niño
tal vez eran propaganda subliminal del gobierno
y todos lo permitieron.
¿Ellos saben respirar en lo profundo?
¿Aquí abajo llega el calor incierto del resucitado?
¿Dónde van
los salmones
que subían
por el cauce rojo de tus sueños?
Los recuerdos
de toda la gente que ya no está,
yacen embalsamados
en los latidos incomprensibles de un bebé.
¡No hay futuro!
gritaban los Punks
de ojos enrojecidos
bajo una aurora conmovedora
que se destruía cada amanecer (...)
Millones y millones de kilómetros
para llegar
al centro de la tierra.
Todo es silencio.
No hay noticias de Kurt. 

*

George Bush
quería incluirte
en la lista de terroristas más buscados.
¿Qué número ocuparías?
Lo más probable
es que utilizaran para tu ficha personal
esa fotografía casi reciente
en la que miras a cámara
como si el mundo se estuviese yendo a la mierda
y no te importara lo más mínimo
y con gesto tranquilo
te ajustas
la estrecha corbata negra.
Desecharían
las fotos con sombrero,
porque no se apreciaría
el extraterrestre
que vive anudado a tu cuello.
Siempre fuiste un tipo peligroso,
un salteador de caminos
que se postraba a beber
en los arroyos contaminados de la elegía.
Hubieses dado tu alma
por ver a Nikita Kruschev paseando en un Lincoln descapotable por Disneylandia.
William S. Burroughs, incluso con algún error tipográfico,
pondrían tu nombre
en esa lista,
tal vez
entre
Sendero Luminoso
y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán.


Roberto R. Antúnez, de Ovnis en la noche americana (La penúltima editorial, 2016).

martes, 22 de marzo de 2016

OVNIS EN LA NOCHE AMERICANA: Roberto R. Antúnez.




En octubre de 1993 Kurt Cobain y William Burroughs pasaron unas horas juntos en la casa del escritor en Lawrence (Kansas). Apenas trascendió nada de aquel encuentro. Unos meses antes, William había rechazado la invitación del líder de Nirvana para ser el viejo crucificado en el videoclip “ Heart–Shaped Box”, pero propuso al músico conocerse en persona. Kurt Cobain no se lo pensó dos veces. El tiempo se estaba acabando.

Este libro es una hipótesis de lo que allí pudo pasar, sustentada en nada más que poesía. Unas extrañas luces en el cielo conducen a una vieja casa. La puerta está entornada, la incandescencia lenta de un cigarro tras el umbral...


lunes, 21 de marzo de 2016

VANG !: José G. Cordonié.



VANG! es una novela negra de intriga creciente que nos adentra en los laberintos oscuros de la mente y en la posibilidad de su manipulación, en la hipnosis regresiva, en la mentira y en el encuentro con una realidad muy distinta a la que sus personajes nunca hubieran podido imaginar. La desaparición de una mujer en extrañas circunstancias da pie a esta vibrante historia de intriga y ciencia-ficción, en la que se desarrolla una trama que se va abriendo en otras tramas hasta conformar un insólito entramado, absorbente y enigmático.


sábado, 19 de marzo de 2016

LAS PRINCESAS NO TIENEN NOMBRE: Silvia Rodríguez.




PIAZZA DEI MARTIRI

Cristo nació en Nápoles

en el caos tórrido
de la colina al Mar Tirreno
pasa una de estar en manos
de hijos de Satanás a estar
en manos de ángeles celestiales


BELVEDERE PAUL HARRIS

Los agresores no tienen alma
ni facciones que señalar
en el catálogo de la policía

acorralan a su víctima
la hunden en el cieno negro
de la noche napolitana

solo refulge la pistola
la amenaza de muerte
a la que te someten


EL CRIMINAL

Violas bruto mi psique
me persigues
agazapas mi cuerpo
hasta la náusea del forcejeo

me enseñas tu culata
la empuñas maldito
me colmas de terror

no tienes cara
hasta que empiezo
a ver tu cara
en la cara de todos


Silvia Rodríguez, de Las princesas no tienen nombre (Maclein y Parker, 2016).

http://www.macleinyparker.com/

viernes, 18 de marzo de 2016

3 POEMAS de MARÍA GUIVERNAU



Estas ganas de ti
mordiéndome por dentro,
devorándome, hambrientas,
despiadadas,
licuándome las entrañas
haciéndose río entre mis piernas.
Estas ganas de ti
consumiéndome en esperas,
tachando calendarios,
reventando esferas del tiempo
que se vuelve lento en sus pasos.
Estas ganas de ti
soñándote despierta,
cerrando los ojos,
haciéndome la boca agua
para calmarme la sed.
Estas insoportables ganas de ti
desbordándome los poros,
instalando la locura
en cada rincón de mi piel.
Estas ganas.
Este ansia.

*

Camino deprisa,
pero no avanzan mis pasos
y me voy haciendo surco,
hundiéndome en mi esfuerzo.
Extiendo las manos
para tocarte
pero sólo consigo respirar
el olor de tu rastro en el viento.
Haces combustión tras mis costillas
y me arde el pecho
al tratar de recuperar el aliento.
Una saturación
de gritos ahogados y suspiros
han quedado atrapados
en la garganta.
Los pies se detienen,
flaquean las piernas,
se empañan los ojos.
Me abrazo,
buscándome el consuelo,
pero nunca alcanzo
a abrigarme la piel
como haces tú.

*
¿Y qué hacer
cuando no existe metadona
para el síndrome de abstinencia
de tus labios?


María Guivernau (María Baila Sola)


4 POEMAS DE "TRATADO SOBRE ARTILLERÍA" (IÑIGO DEL CANTO)



Si cada paso fuese decisivo
Sería demasiado fácil

***

En los países donde no llueve
las pistolas no son de agua

***

Solo los cobardes escriben
de noche
cuando las llamas son visibles

***

Los gusanos comen de dentro
hacia a fuera
como cualquier sentimiento

Editado por www.4deagosto.com (Planeta Clandestino)

jueves, 17 de marzo de 2016

TE AMO, DESTRÚYEME: Ana Grandal.



Depredador

Se emparejaron por instinto. Juntos eligieron a un matrimonio anodino, vulgar, y alquilaron el piso contiguo. Empezaron poco a poco: un día restregaban mierda de perro en su felpudo, al otro les robaban la ropa tendida, al siguiente arañaban su puerta con un destornillador… En la cena brindaban por el éxito de sus incursiones durante la jornada y diseñaban entre risas la próxima estrategia. Él tomó la costumbre de orinar en su buzón, y ella bloqueaba el timbre del portero automático con cinta adhesiva cada vez que salía a la calle. Tiraban bombas fétidas en los maceteros de las ventanas, y vigilaban para saber cuándo estaban ausentes para romper sus cristales a pedradas. Llegó el momento en que se sintieron preparados para la ofensiva final: comenzaron con los anónimos, luego las llamadas de teléfono de madrugada, pintadas con símbolos satánicos en el descansillo, un pollo muerto y destripado colgando del picaporte… Una noche quemaron su coche, tras dibujar una diana en la acera; después, se corrieron una buena juerga hasta el amanecer.

El vecino acabó desarrollando paranoia, su mujer se hizo adicta a los tranquilizantes. De un día para otro, desaparecieron del barrio.

No necesitaron salir de caza. A los dos meses, un nuevo matrimonio anodino, vulgar, ocupó el piso vacío.


El primer amor 

Ella sabe lo que él guarda en ese cofre: la foto de su primer amor. 

Siempre se ha sentido intrigada y, por qué no decirlo, celosa, de la mujer allí oculta. Aunque él nunca lo abre, el cofre ocupa un puesto preeminente entre sus pertenencias, dispuesto en el lugar exacto de su mesa de trabajo, el lugar al que sus ojos se dirigen cuando alza la vista de sus papeles. Alguna vez le ha visto acariciar la tapa de madera labrada, con un mimo que raramente surge cuando está con ella. Imagina que la foto podría ser de una aventura de verano adolescente, o tal vez de una compañera de la facultad de su primera juventud, incluso quizás de una cándida niñita de sus años de colegio. 

Ha encontrado la llave por casualidad, escondida en una caja de cerillas dentro de su mesilla de noche. Duda… y se decide. Nerviosa y excitada, abre con torpes dedos el misterioso cofrecillo. Encuentra un folleto a todo color, que explica detalladamente las múltiples posibilidades de los orificios de una chillona muñeca hinchable.


Feliz Navidad 

—¡El último libro de Paul Auster! Gracias, cariño. 

—Es que conozco tus gustos perfectamente, querido. ¿Y mi regalo? 

—Tus regalos, querrás decir… Te he comprado dos. 

—¿Dos? Ay, mi vida, qué generoso eres. 

—Toma, el primero. 

Ella desenvuelve el paquete alargado y extrae un grueso dildo de silicona de color rosa fucsia. 

—¡Ja, ja, ja! Pero qué guarrillo eres. ¿Te gusta si hago esto? —Se acerca el pene de plástico a la boca y comienza a chuparlo. 

—Eh… espera, que te voy a dar el segundo regalo. 

Muerta de risa, ella abre la caja que él le ha tendido. 

—Y esto, ¿qué es? 

—Un arnés. Por esta abertura se introduce el consolador… así, mirando hacia fuera… Ahora se ajusta a la cintura, ¿ves? Y es de tu talla.


Infidelidad 

Su amigo Fran se ha sentado junto a ella y durante toda la cena no ha dejado de intentar hacerla reír. Él sospecha que Fran tiene cierto interés por su chica, pero ella se mantiene cortés y ligeramente distante. 

Ya de vuelta a casa, la pareja se está desvistiendo. Él deja caer: 

—¿Qué tal te lo has pasado? Un poco pesado, Fran, ¿no? 

Ella, desnuda, le contesta distraída: 

—Bah, como siempre. Me voy a dar una ducha rápida. 

Ha dejado la ropa sobre una silla, coronada por sus braguitas de lencería fina: una mancha en la entrepierna oscurece el sutil rosa palo de la prenda.


Ana Grandal, de Te amo, destrúyeme (Amargord Ediciones, 2015)


miércoles, 16 de marzo de 2016

DOLORES DE POESÍA EN LOS BARES



Y el séptimo año no descansó.

Siete años de ronda poética por los bares y calles del León antiguo. Siete años de poesía, amistad y cariño por parte de los auténticos artífices de la celebración; todos aquellos amigos que nos acompañan en las distintas paradas, etapas, estaciones.
Siete años y lo que ha cambiado todo en León, y lo que ha cambiado el ambiente poético, y lo que nos alegramos, sin duda.
Algunos de los bares donde hemos procesionado no existen como tales, la buhardilla del CCAN fue clausurada de malas formas y peores modos por las peperas autoridades municipales, el Bardalla ha cerrado por su propia mano recientemente. El año pasado incorporamos un lugar con solera entre la mayoría de los actuantes El Cardo. El Benito contempla nuestros seis años de vida desde su centenario que celebra en este 2015, el Belmondo sigue sin parar en sus acciones y movidas y El Gran Café celebra sus conciertos, presentaciones y la inigualable jam sesión de los martes. 

Este año incorporamos una etapa prólogo con un colectivo cultural que viene pidiendo paso en esta ciudad, Producciones Infames (Calle San Salvador del Nido, 4)

Y ahí estamos nosotros, esos que dicen versos en la noche, entre el vaho producido por el frío tan ausente este invierno y el vapor del alcohol, la nómina de esta año está compuesta por los siguientes versificadores

Luis Miguel Rabanal
Gsús Bonilla
Miguel Escanciano
Ildefonso Rodríguez
Abel Aparicio
Silvia Diaz Chica
Jorge Blanco
Toño Morala
Silvia Abad Montoliu
Vicente Muñoz Álvarez
Xen Rabanal
Julia Conejo
Charo Acera Rojo
Víctor M. Diez
Eloisa Otero
Felipe Zapico Alonso

Programa

Etapa prólogo:
Producciones Infames, 20:45 (Calle San Salvador del Nido, 4)

El Benito, 21,30 horas
El Cardo, 22,15 horas
Belmondo, 23,00 horas
El Gran Café, 23, 45 horas

Se recomienda ingerir alimentos sólidos en algún momento de la ronda.

Cartel cortesía de Julia D. Velázquez.

Nos vemos en los bares.


martes, 15 de marzo de 2016

SE RUEGA SILENCIO



Me revuelco en el suelo. Mi piel desnuda está necesitada de contacto. A falta de algo mejor, aquí están las baldosas regalándome la fría caricia de su superficie. Hipersensibilidad. Cada poro de mi piel es como un clítoris hinchado por la excitación. Soy receptor de extrañas y novedosas sensaciones. Quizás, no debería haberme comido todas las setas a la vez. Aunque ya es tarde para arrepentirse. Sus alcaloides se funden con la glucosa de mi sangre. Sigo revolcándome por el suelo. Está sucio. No importa. Beso y lamo la loza como si fuera la amante más deseada. Quiero encontrar una fisura para poder follar con el pavimento. No hay agujeros que llenar. Me da igual. Froto la polla contra los azulejos. La humedad del glande recoge pelusas y porquería. Aun así, quiero follármelo. Lo hago. Con acritud, con violencia. Las baldosas están desgastadas y su tacto es el de la piedra pómez. Sangro por el roce. Dolor y placer a partes iguales. No tardo en correrme. La descarga es una explosión nuclear. Un hongo atómico de esperma. Me retuerzo. El éxtasis recorre mi cuerpo. Por un momento, creo desvanecerme. Pero no, sigo eyaculando sangre y semen, hasta vaciarme de lo segundo. Percibo cada molécula. Las siento rozándome la piel. Las noto dentro de los pulmones, en el escroto. Las paredes se ladean. El techo sube y baja a su antojo. Los colores, de tan vivos, queman las pupilas. Creo que podría flotar. Elevarme por encima de los tejados. Expandirme igual que una densa neblina. Contraerme en una bola de carne sin huesos... Esto me supera. La información es excesiva para procesarla a la vez. Quiero ponerme en pie. Tengo los brazos y las piernas entumecidos. No, no tenía que haberme comido todas las setas. El Tronco ya me advirtió. Cuidado que son muy potentes. Tendría que haberle hecho caso. Imposible controlarlo. Inútil resistirse. Mejor dejarse llevar. Saltamontes y cucarachas, escarabajos y alacranes escapan por mi ombligo. Un alarido. Tambores, panderetas. Extraños sonidos. La oscuridad de la noche es aplastada desde fuera y entra por la ventana trasformada en una masa compacta de plastilina negra. Demasiados estímulos de golpe. La realidad escapa haciendo quiebros. Soy absorbido y viajo a la velocidad de la luz. Un cometa de órganos aplastados. Estoy dentro del huevo de un reptil. El rey lagarto avanza entre un enjambre de avispas. Hay truenos y relámpagos y llueven palabras y acertijos. La cáscara se quiebra ofreciendo nuevo alumbramiento. Las paredes son de carne sangrante. Es blando, pringoso y huele a ozono. Soy un lobo dentro de la placenta de un cordero. Estoy dispuesto a devorar los muros de músculo y cartílago que me rodean. Muerdo las esquinas y la puerta. Astillas en las encías. La sangre gotea en el suelo. Más allá, un espejo con su reflejo. Destellos. Sombras que pululan en una danza macabra. Aterradora. Cristales rotos. No luches, me digo. Déjate llevar. Me abrasa el estómago. Se me afloja el esfínter y un chorro maloliente sale de mis tripas. Todo es demencial. De pronto, un chirrido ensordecedor me obliga a taponarme los oídos. Se repite una y otra vez. Es el timbre de la puerta. No puedo ponerme en pie. Me arrastro. Uno de los cristales se me clava en el muslo. El dolor me trae de vuelta a la realidad y me veo rebozado en sangre y excrementos. Oigo la voz distorsionada de Matilde. Aúllo para que sepa que estoy aquí. Tengo fuego en los intestinos. Puntos de colores me sobrevuelan o se quedan flotando delante de la nariz. Continúo arrastrándome como un caracol, dejando un reguero de fluidos a mi paso. Tengo que llegar hasta ella. Necesito ayuda. Incluso en mi estado puedo darme cuenta de ello. El pasillo es interminable. Clavo las uñas en las uniones de las baldosas y con gran esfuerzo voy impulsándome. Da la impresión de que esté escalando una pared vertical. Matilde me llama. Aúllo. Aullar es la única manera de comunicarme. Llego hasta la puerta principal. Tengo los brazos tan agarrotados que no puedo alcanzar la cerradura. Mi cuerpo reacciona contra el veneno. Otra descarga de excremento líquido es arrojada fuera. Está caliente y por un momento su contacto es agradable. Enseguida se vuelve resbaladizo y pestilente.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no abres?

-Aaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuuu.

Hago acopio de todas mis fuerzas. Consigo levantar el brazo. Pesa como si fuera de plomo. La cerradura se aleja. Mis dedos son de goma y se estiran hasta que consigo agarrar el cerrojo. Cuando Matilde me ve, se lleva las manos a la boca. 

-¡Dios mío! 

Supongo que el espectáculo que se encuentra no es agradable. Quiero explicárselo. Una sola palabra sale de mi boca.

-Setas.

Matilde me arrastra hasta su casa. Llena la bañera de agua caliente y me mete en ella. Hace años que no me bañaba en una. La densidad del agua se asemeja al de la cera derretida. Es más, cuando Matilde me la vierte por encima, noto cómo se solidifica en la piel. La espuma está formada por coliflores que flotan a mi alrededor y que al menor contacto se deshacen en cientos de cucarachas con el caparazón cubierto con lana de oveja. Es evidente que sigo alucinando. El agua caliente me relaja lo suficiente para no sentir pánico. Antes de meterme en su bañera, Matilde me ha obligado a vomitar introduciéndome los dedos en la garganta. Después me ha dado a beber leche. Dice que es buena para las intoxicaciones. La verdad es que me siento mejor. Después del baño, me seca y venda el corte del muslo. Me acuesta en el sofá y me tapa con un edredón. Aún veo cosas extrañas y soy sensible a ciertos estímulos. Ahora es más fácil dejarse llevar. Estoy en un duermevela. Una deriva surrealista. Mi cuerpo está cansado de luchar contra las toxinas. Mi cabeza, sin embargo, no para de crear imágenes. No cesa de enviar impulsos eléctricos a las neuronas. El tráfico de pensamientos es tan precipitado que razonarlos es como intentar pescar peces con las manos. Siempre llego tarde, y si por casualidad capturo uno, termina escurriéndose entre los dedos. Son tantos y llegan tan de seguido que lo único que puedo hacer es dejarlos pasar por encima. Mente y cuerpo se separan. Dicotomía que me hace recapacitar. Antes de llegar a un diagnóstico, pierdo el hilo de lo que estaba pensando y me centro en una nueva reflexión. Hasta que la voz de Matilde rompe la cadena de razonamientos.

-¿Te encuentras mejor?

-Sí.

-Mi marido llegará pronto.

Aparto el edredón y me pongo en pie. Estoy un poco mareado y pierdo el equilibrio. Ella me hace de apoyo y con su ayuda conseguimos llegar hasta mi piso. Al entrar veo que todo está limpio y ordenado. Ni rastro de excrementos ni de sangre.



Pepe Pereza, de Se ruega silencio (Ed. Lupercalia, 2016).


sábado, 12 de marzo de 2016

EL FIN ESTÁ CERCA por RICARDO MORENO MIRA




No esperes
Hazlo
No esperes más
Hazlo de una puta vez
Solo hazlo
Folla
Folla con toda tu alma
El fin
Está cerca
Y solo tú
Lo sabes


Ricardo Moreno Mira, de Jesucristo está a las puertas y cabalga un caballo eléctrico (Lupercalia, 2015).


A MI DULCE GUARRA por RUBÉN DARÍO FERNÁNDEZ




I. Incertidumbre.

Todo,
todo es tan,
tan jodidamente hermoso.

Tan terrible la existencia
que me sabe a caramelo
de sangre fresca.

La lluvia cae delicada como viejas carretas
o como lágrimas del cielo,
que llora por mí:
ya no lloro.

El desamor lo único
que puede causarme es una embolia
y me río de la gloria
del estar enamorado.

Sólo hay una dirección
y sólo hay un final
que no veremos:
morirse despacito
como una gota de tristeza
en un suelo cualquiera.

No hay conflicto
ni derrota
ni victoria
ni un gran pito por chupar:
sólo hay horas.

La lluvia me cala muy,
muy delicada,
muy cabrona.

Al fondo desde esta terraza veo
ventanas luminosas
con personas que las cruzan
y sonríen
y se mueven de contentos
y la niebla lo cubre todo,
como escombro.

A este escribiente
le suda la polla todo.

Me he querido volver
de cruel acero:
fracasé.

Soy fango.

Nunca ya me arrepiento y todo,
absolutamente todo
lo acepto,
inclusive,
que me dejen de querer:
fracasé.

Me dolió, sólo pensarlo.

Bebo alcohol
para mandar al carajo esta amargura
y fumo.

Y fumo.

Y tanta “y”
me dar por culo
porque observo que todo
es continuidad.

Todo es “y”.

La dirección de las frases,
la dirección del tiempo
cargado de horas,
van a dar a una boca
que es un acantilado
que es un fin
sin un punto y final

Sólo hay que vivir para estar vivo,
qué fácil me lo ponen
joder.

Las llagas no escuecen pero tampoco,
desaparecen.

Siempre hay alguien por querer
aunque el amor,
dicen,
pueda ser eterno y
retorne.

Eterno retorno hasta caer.

En fin, mi niña,
yo te quiero todavía,
dije,
y me escondí entre sus brazos,
horas después bien borracho,
para llorar.

Pues ya
nunca lloro.

Y saben una cosa:

Ahrg.


II. Así es la vida.

Porque esto es amor con uñas y dientes, a severos latigazos como fuego y sin miedo a ser sinceros. 
Y yo que casi mato a un transeúnte cualquiera, por el simple hecho de él estar tan vivo y yo tan muerto en pena. Yo que casi mato a un perro vagabundo a patadas, por ser el perro un perro, tan bonito y mi alma tan horrenda y tan bastarda. 
Y no eran celos, bien lo sabes, que el sexo no es problema que el perderte sí lo era, ni el afecto a los amigos o el afecto por cualquiera. 
Dos días de incertidumbre, dos días de niebla, dos días de alcohol y rabia, de lucha interna esperando que expresaras con palabras o sin ellas un yo te quiero todavía. 
Y escribiendo santa mierda porque como canta el Kutxi: "antes de cortar mis venas, que te den por culo, pinto un corazón", o escribo un libro de poemas poniéndote a parir y cagándome en dios:

III. Guarra.

A mi puta, a mi puta loca, a la más guarra de entre todas las mujeres que por corazón tiene una colmena, un laberinto o una piedra negra, caliente, triste y desolada. Mi loca. Mi puta. Mi guarra. La más jodida guarra de entre todas las mujeres que por cabeza tiene una selva monstruosa, una duda existencial, una pena de vivir sin puerto fijo. Mi puta. Mi guarra. Mi loca que es marinera y a cada nueva ciudad llega más perdida y con más pena. Mi eterna “la más guarra” que por mirada tiene cristales rotos de una infancia de pura mierda. Mi niña solitaria, mi puta triste y rota. Mi amada. Mi loca tan perdida que por coño tiene lava y su lengua es una llama que me deja sin pasado y sin razón. Mi tremenda guarra y loca, y triste, y sola que por alma tiene una muerte en vida anunciada y una existencia tan quebrada que las cenizas de sus cenizas aún arden donde ya nada vale nada en el fondo del olvido. A mi puta, a mi puta loca, a la más guarra de entre todas las mujeres que le entregué mi vida y mi más negra y ancha alma para que con ella hiciera, lo que a ella le diera, la puta gana. Guarra. ¡Más qué guarra!. Brindemos por el miedo que le tengo a volver a verme solo tras perder a un ser querido. ¡Alza la copa!. ¡Salud!.

IV. El poema.

Su poema, sus palabras:

“Cuando iba para casa no podía dejar de sonreírme de lo orgullosa que me siento de estar contigo, y me acordé de golpe de las cosas que hicieron que me enamorara perdidamente de ti, y es absurdo, es absurdo sentirse mal si lo tengo todo contigo y deseo que me abraces fuerte, mucho tiempo. Te echo de menos, quiero estar contigo, tonto, ahora mismo.”

El tonto lo dice con los brazos cruzados y haciendo pucheros y yo, me vuelvo a enamorar más todavía de lo que estaba; tal vez será que hago de un granito un infierno de arena, tan sólo, para escribir...

Ahora te haría el amor con tanto amor que seríamos humo y llama, cielo.

V. Y...

Y... la vida sigue... y... para bien o para mal... seguirá.


Rubén Darío Fernández


A UNA MANZANA DEL PARAÍSO: Meri Pas Blanquer.




CARNAVAL


Siempre me hace lo mismo.

Me visto de Superwoman

me voy con Paula,

mi amiga ibicenca

a los carnavales

y acaba seduciendo

a Superman descaradamente.

Estoy pensando

que su disfraz de mosquita muerta

es más que un mero personaje.

*

AROMA A CURRY


Te imagino ahora

en alguna ciudad remota,

quizás comiendo algún exótico manjar.

Después caminarás por calles

llenas de aroma a curry y cardamomo.

Te imagino hablándole

a alguien con voz susurrada

aferrándote a su mano

con disimulado apego.

Llegaréis a un cuarto

lleno de budas y os besaréis

como pájaros,

pequeños gorriones tal vez.

Querrás concentrarte

en la visión del oro

que recubre como velo

su delicada piel tan pulcra

y cuando deslices tus manos

por sus bordes pulposos,

un fogonazo arcaico

romperá el hechizo.

Te engullirá un vacío inexorable.


Meri Pas Blanquer, de A una manzana del paraíso (Torremozas, 2016).

http://www.torremozas.com/epages/ea0701.sf/es_ES/?ObjectPath=%2FShops%2Fea0701%2FProducts%2FNOC062

martes, 8 de marzo de 2016

POSTAL por MERI PAS BLANQUER




Yo fui la adicta de sus arterias,
la que recogía la sangre
del ventrículo izquierdo
y me transportaba por su torrente
como oxígeno amartelado.

Su respuesta una postal
con matasellos de Cincinnati:
-Estoy a orillas del Ohío
y de momento mi mujer
no desea regresar a España.
Mi contestación:
-Ojalá te atragantes
con las alitas de pollo
en salsa barbacoa
y te acuerdes tanto de mí
como de la Seguridad Social.


Meri Pas Blanquer


Cover by Aron Wiesenfeld

viernes, 4 de marzo de 2016

CON UN CANTO EN LOS DIENTES: Tres poemas.




Monólogo interior de una mala persona

Iba hacia casa haciendo eses,
la senda del perdedor.
Delante de mí una pareja encantadora
cogida de la mano.

Envidia cochina.

No van a durar,
-me dije-
estas cosas no duran,
-me dije-.

En un par de meses ella se quejará
por nada
y él se quejará por todo,
o se pondrán los cuernos
y ahí quedará la cosa.

Luego reflexioné:
eres un cabrón,
deseando la infelicidad ajena.

Chapu malo, Chapu malo.

Pero no se me despintaba
la sonrisilla cabrona de la cara.

Chapu malo.

Chapu solo.

*

Bisectrices

Tus fortalezas
y mis debilidades
no congenian
con mis fortalezas
y tus debilidades

Y así andamos
cada noche
buscando un punto medio
que ni es un punto,
ni está en la mitad
y que seguramente
habite en otra dimensión.

Pero amamos la geometría,
somos reincidentes
y los dos hacemos
de la contradicción
un hogar.

*

Sonríe, vence, sálvate
(para Laura)

Lo sé,
tienes treinta inviernos
con sus lunes en las ojeras.
Los perros te ladran al oído
todas las noches.
Y qué.

No es vergonzoso
mostrar las grietas,
no es tan urgente
ahogar todos los peces que lloran
en la trastienda.

Estar débil y enloquecer
no es una costumbre,
quemar el café,
romper la vajilla,
tiritar en pleno agosto
no es una costumbre.

Pero mira,
tira los pañuelos,
sécate los párpados,
sonríe.

No es una guerra fácil,
no hay atajos,
pero apuesta tu sonrisa
a los sábados,
levanta la cabeza
y saluda a los comediantes,
hazle muecas a los vecinos,
aprieta el paso,
muévete lenta,
esquiva las balas
con orgullo.

puedes elegir salvar el día,
día tras día
con el coraje de los vencidos.

Sálvate.

Chapu Valdegrama, de Con un canto en los dientes (Amargord, 2016).