Me sangra el clítoris,
no es una metáfora, me sangra el clítoris,
como a una puta me sangra el clítoris.
Hago un torniquete con los conductos venales de mi infancia
como anudándome las converse,
siempre yo, siempre yo, mi sangre, mi clítoris.
Soy incapaz de bajar al fango, de revolcarme y saborear
el llanto del hambre y de la metralla,
aquí arriba se está muy bien, cambiando las sábanas cada semana,
teniendo insomnio por problemas de estrés.
¡De estrés! Mientras que allí no hay tiempo para estresarse
porque allí el tiempo es para ponerse a salvo, ni siquiera para cavar o
para mirarse a los ojos antes de decirse hastanunca.
Y yo a la hora de la merienda me abro en canal y con el dedo remuevo mis tripas
con la misma preocupación con la que remuevo el café tras la comida,
y pienso en si irme a Compostela o a Australia para seguir siendo
más lista
más fuerte
más independiente
más más
sin tener que preocuparme por ser
masacrada.
PENSAR DESPUÉS DE UN POLVO
Lucía Bosca, poema inédito.
Fotografía de James Nachtwey
Precioso poema
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ResponderEliminarFantástico, jodidamente bueno. Aún quedan beatniks vomitando por el mundo. ¿A quién tengo que escupir para leer más cosas de ésta artista?
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